jueves, 22 de noviembre de 2012

Comienza la temporada: Caras y contra caras de los eventos de moda


Por  Yardhi
Enviada especial

No sé si será de público conocimiento, pero los que saben de moda, empiezan cada temporada emocionados por una sucesiva de eventos y desfiles (algunos exclusivos y otros, no) que presentan cada temporada. Por supuesto, {RF} tenía que estar presente y nos dimos una recorrida por el submundo de los denominados fashionistas.

Antes que nada, es indispensable explicar algunas cosas para comenzar a interiorizarse en la moda: no, no tiene nada que ver con colores, tipos de tela o esa delgada línea entre lo in y lo ridículo, estoy hablando de quienes manejan este mundillo.

En el mundo, los denominados Fashion Week (o semana de la moda) son eventos que, en menos de una semana, presentan a las principales marcas de moda internacionales con sus colecciones acorde a la estación. Las mismas son las que marcan qué es lo que se va a usar, porque ellos manejan la industria.

 Cada semana de la moda, está auspiciada por marcas de lujo (obviamente, quien puede pagar 14 mil dólares por un vestido y puede comprar una camioneta Mercedes Benz). Estos eventos en el exterior son absolutamente exclusivos (léase, hay que tener invitación de la casa de modas hasta para ir) y comienzan en la ciudad de Nueva York, que es la más moderna porque mezcla tradición con nuevos talentos; continúa en Londres, Milán, que es la encargada de la moda masculina, y finaliza en la tradicional y más exclusiva, París.
Por supuesto, otros lugares del mundo fueron emulando estos fashion weeks y nuestro país, que ama imitar lo extranjero, no se quedó atrás, por lo tanto, también tenemos nuestra semana de la moda. Algo que le podemos destacar a nuestros eventos fashionistas es que no son absolutamente elitistas o exclusivos, en su mayoría: hay para todos los gustos y bolsillos.

Yendo por partes: cada temporada argentina, se inaugura el BAFWeek (Buenos Aires Fashion Week), organizada en La Rural y se divide en dos partes; los desfiles por invitación de la casa de modas y el evento público en el cual hay dos entradas: una general en la que para entrar al desfile hay que hacer una cola larguísima, y una más cara, en la que se puede ver un desfile sentada en tercera fila y codearse con los editores de todas las revistas, famosos, modelos y gente que ni idea quiénes son, pero se sacan fotos con todo el mundo.

Entrar en este evento es una mezcla de glamour popular y una incomodidad tremenda. Es decir, hay gente que tiene una energía increíble y te hace sentir súper exclusiva, pero por otro lado están los elitistas con cara de hambre que pasan por al lado como si no debieras estar ahí. Este tipo de cosas se suceden en todos los eventos de moda (desgraciadamente).

Saltando el hecho anterior, el evento está siempre bastante bien organizado: hay stands de las diferentes marcas que auspician (en el último, debo destacar que había varios que los aspirantes a diseñador agradecieron; una marca de zapatos te permitía diseñar tu propio par, por ejemplo) y un showroom# de marcas que no hacían desfile. Personalmente, debo decir que la mejor parte del evento son los desfiles y las diferentes cosas que te regalan, que van desde aspirinas hasta bebidas energéticas y café de mi marca favorita.

En cuanto a los desfiles, concurrimos al de la marca UMA que presentó una colección en la que reinó el fucsia, los colores shokeantes, pero también los pasteles y los beige, todo muy joven y fresco, con prendas muy cómodas para el calor que nos atormentará en verano, pero con camperas de cuero que todavía no logro saber quién puede llegar a ponerse con 40 grados de enero. Los zapatos que presentaron tenían bastante variedad desde los aparatosos en plateado hasta las chatitas y mocasines. A su vez, otro destacado son los bolsos: playeros, bandolera o de cuero, todo en gamas de azules, rojos y coral.

Lo más sorprendente de las colecciones, en general, fue el rosa: donde se mirara, ahí estaba, después de más o menos tres años sin ser utilizado oficialmente. Todo lo demás no fue ningún descubrimiento: los que seguimos de cerca las tendencias, sabíamos que volvían los desteñidos y los flúo.

En cuanto a los trajes de baño, se podrán observar esta temporada los lunares, el plateado y el dorado, el flúo, los colores pasteles y las rayas tanto verticales como horizontales. Habrá diseños para todos los tipos de cuerpo y gustos. Obviamente, podrán ser acompañados por las tan glamorosas capelinas que puestas en la ciudad quedan ridículas pero en la playa se usan bastante.

La siguiente parada de moda, la hicimos en el BAAM (Buenos Aires Alta Moda), un evento de alta costura al que sólo se accede por invitación. Allí pudimos ver la colección de Christian Lacroix (tienda internacional que marca tendencia), marcada por los rosas muy llamativos, colores nude o crudos, vestidos bellísimos con telas vaporosas y los hombres vestidos de colores pasteles informales, válidos hasta en noches de gala. También se destacó la cantidad de piel que se veía: muchísimo escote y espaldas al aire, siempre con elegancia, algo distintivo de la marca.

La experiencia en este evento no fue tan grata como en el BAF, el hotel en el que se desarrolló el evento no sabía (o no quería, si se me permite sospechar) dar información y quienes organizaban el mismo clasificaban como la gente más elitista y esnob# vista en la Tierra. El desdén y las caras que ponían cuando se les consultaba algo era bastante desagradable. En resumen: el desfile fue una belleza y muy puntual, pero la atención dejó bastante que desear.

Para concluir, es importante siempre sentirse bien: todo lo que uno se ponga, luce mal si uno se siente así o si estás mal predispuesto para los demás; eso es lo que se puede sacar como aprendizaje al ir a este tipo de eventos.

Del N° 2 de octubre

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