sábado, 29 de diciembre de 2012

Bajo este cielo, somos uno

[Revista Frenesí de DICIEMBRE]

Crónica
Victoria Briccola

Revista Frenesí asistió a la XXI Marcha del Orgullo LGBTIQ en Capital Federal, el pasado 10 de noviembre. El resplandor de la diversidad sexual en Argentina.


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10 de noviembre. Capital Federal y un cielo de colores. Era sábado y había amanecido un tanto nublado. El sol estaba tímido pero se notaba, por ciertos momentos, sus ganas de estar presente aquel día.
En la ciudad parecía ser un día común y corriente. Las cosas estaban en el lugar que siempre estaban. Los edificios, las caras de las personas, el viento. Todo y cada pequeño mundo.
Pero cerca de las 15.00, en Plaza de Mayo, se empezaba a sentir otra energía, otro espíritu. Se empezaron a agitar otras banderas. Y apareció la alegría genuina, los colores puros y brillantes. Eran ellxs. Éramos nosotrxs. Éramos todxs.
De la mano de Revista Frenesí, asistí a la XXI Marcha del Orgullo LGBTIQ (lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersex, queer) y fuimos, así, parte del festejo.
Frente a la Casa Rosada se desplegó su respectiva antesala, la Feria de los colores y las miradas alegres (Yo me animé a bautizarla así). La misma estaba repleta de distintas producciones que cargaban con la bandera del arcoiris en primer plano: remeras, banderas, accesorios, y otros elementos afines, como libros, agendas y más.
El buen humor y la música bien fuerte fueron los protagonistas del lugar. Se notaba a simple vista que la gente se estaba divirtiendo, que estaban felices de estar donde estaban. Sus cuerpos bailaban desde donde se encontraran: en alguna de las camionetas, debajo de estas, más allá, en la otra punta. La Marcha del Orgullo comenzaba a ganar su propio ritmo y era sumamente contagioso.
El lema de este año fue “Educación en la diversidad para crecer en igualdad” y de esta manera se reclamaba al Estado nacional que intensifique su compromiso con la educación inclusiva para hacer de la escuela un espacio plural que incorpore la diversidad en su agenda cotidiana. En líneas generales, se buscaba que se ponga en vigencia la Ley de Educación Sexual Integral, que fue sancionada en el 2006 y que aún no logra implementarse en la mayoría de las escuelas provinciales y de la Ciudad de Buenos Aires.
Alrededor de las 19.00 las enormes camionetas, convertidas en discotecas, comenzaron a avanzar hacía la Plaza de los Dos Congresos, al ritmo de la cumbia o de la música electrónica. Delante de ellos, iban caminando varias parejas del mismo sexo, familias co-maternales, con sus hijxs en brazos o en cochecitos, para realzar la consigna de este año. La XXI Marcha del Orgullo LGBTIQ estaba en movimiento.
En las caras de cada uno de los presentes, en sus bailes, en sus vestimentas, en las banderas que agitaban de mil formas, en las formas de abrazar, en las caricias al mirar, todo era sinónimo de libertad, de orgullo y de felicidad por su ser. Todxs, tanto homosexuales como heterosexuales, todos los que asistieron a la Marcha buscaban dejar atrás pedagogía del insulto, de la discriminación, las cargadas y el bullying, no solo en el ámbito educativo sino en todos los rincones de la sociedad.
La marcha había terminado. Una vez presente frente al Congreso, comenzó el discurso general conducido por Gustavo Pecoraro, escritor, periodista y activista gay; por Vida Morant, psicodramatista, actriz y dramaturga y por Andrea Majul, periodista, locutora e integrante de la organización 100% Diversidad y Derechos. Hubo aplausos y abucheos a distintos personajes del ambiente político y cultural del país. Más tarde, Leo García, Celeste Carballo, Lía Crucet y las Kumbia Queers regalaron su música al cierre de la noche.
Este año, hubo una gran concurrencia de distintas agrupaciones políticas (La Cámpora, el Movimiento Evita, Kolina, los Putos Peronistas, la Juventud Radical, el MST y el Partido Socialista) y numerosos activistas que dejaban ver sus diferentes banderas y cánticos. Sin embargo, todxs tenían plasmados en sus caras y en su emoción la misma bandera. Todxs supieron cómo festejar, reclamar y defender una misma bandera, los mismos colores.
La alegría por tener en su haber, por ejemplo, la ley de identidad de género y el decreto del reconocimiento igualitario eran puntos en común en todxs. Eran logros alcanzados por todxs en este 2012. Porque al hacer mención de estas conquistas, se estaba llegando a la historia de cada unx, a la verdad que cada unx de ellxs cargan.
En aquellas últimas horas de la noche, sus ojos revivieron como una pequeña película todos esos sueños cumplidos. Sueños que bien eran propios o de un amigo/hermano/hijo que estaban acompañando. La felicidad era compartida, era igualmente genuina.
Porque si nos detenemos dos segundos, podríamos ver que somos todxs diferentes, por más que en tu grupo de amigxs sean todos heterosexuales, son todxs distintxs y esas diferencias, de cualquier índole, son las que nos enriquecen como grupo, como colectivo y son las que nos ayudan a ser más tolerantes, más comprensivos, y respetuosos. El que sea gay, lesbiana, bisexual, trans, es una elección de cómo amar, de cómo ser, pero no lo limita a nada ni lo hace inferior a nadie. Creo que si nosotrxs nos encerramos, discriminamos, no escuchamos e ignoramos estamos siendo nosotrxs, menos que nadie.

Así fue que, gracias a Revista Frenesí, finalmente en noviembre del 2012 pude tener la excusa perfecta para caminar por las calles porteñas y conocer la Marcha más especial, colorida y entretenida de la ciudad y del territorio argentino en general.

viernes, 28 de diciembre de 2012

El diamante borgeano

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[Revista Frenesí de DICIEMBRE]

Cuento
Giesolauro Florencia

Era un congreso irónico de escritores famosos e histéricos para lograr conocer al rey de reyes, al señor, al incomprensible Borges. Usted se me acercó y, me preguntó a cerca de un tal Tom Castro o de un Rosendo Juárez, vilmente titubeé dando con dilatadas carcajadas que se llevaron todo mi aliento. Sí, lo recuerdo perfectamente, estábamos reunidos en Calgary, Canadá un primero de Febrero de 1921. Esa misma noche después de mi vergonzoso episodio he planeado crear mi propia vendetta para dar con su muerte. En la mañana del primero de agosto, Borges viajó en busca de un premio a Dessau, Alemania. Allí habló con psicólogos y describió libros infames. La conferencia había sido un éxito. Esa mismísima noche empaqué un papel de calco, un lápiz de un trazo fino, un espejo, una escuadra y un mapa. Me dirigí hacia las Islas Malvinas para dar con el comandante Eride quien me ayudaría a trazar un triángulo equilátero cuyo interior tuviera la delgada y ramificada figura de un diamante. El treinta y uno de agosto escribí un telegrama dirigido al mismísimo señor, firmando astutamente con el nombre de Foster E. Morgan, quien estaba de visita en West Falkland. En ese telúrico mensaje, decía brevemente que se lo esperaba ansiosamente en la ciudad de la Gran Malvinas donde recibiría una fiesta en condecoración a sus grandes descubrimientos en el ámbito de
los terrenos cuánticos. El ocho de septiembre, partió de Dessau para embarcar en España. Tomó fielmente el primer catamarán que iba rumbo al claroscuro islote.
La talla de un diamante que se halló en la gema se reflejó hacia afuera concentrada en esos destellos brillantes tan especiales. El destello de la muerte. Las olas quebrantaban el océano y el cielo endulzado de venganza se volvía oscuro y tenebroso. Centenares de estrellas cayeron del cielo; murciélagos cegados se aplastaban en las ventanillas del potente barco. Esa noche Borges soñó, esa noche taciturnos minotauros acariciaron su blancuzco rostro. Un ejército de gárgolas aplaudía en el cementerio al gran monstruo durmiente. En su mente aborrecía el desencanto de pasadizos secretos, de miradas altaneras y de un cielo grisáceo de un matiz tormentoso. Relámpagos, centellas, y luciérnagas fantasmales se estrellaban en los párpados del hombre. El barco se movía en forma de balanza cuyo peso había sido des configurado. Inmerso en un sueño profundo dirigió el encantado buque rumbo a un intrincado camino oceánico. Acalorado el hombre saltó de la cama. Una enredadera neurótica de pesadillas se entrelazaba en el fugitivo y espléndido cráneo borgeano. Meticulosos micro túbulos de un hipotético deja vù, manipulado por líneas convergentes de senderos que se bifurcaban en su sádica mente. La indigna travesía se acurrucaba en mis traicioneras y ásperas manos, en el perfecto delineado atemporal de un tajante destino que sólo retasaría el impune viaje. La base naval recibió discontinuos telegramas con eufóricos mensajes, en los que sospechosos acantilados habrían despistado al capitán.
La noche siguiente el hombre soñó, un fauno lo sujetaba de sus piernas tendiéndolo boca abajo y sacudiéndolo. Borges se despertó, ésta vez aturdido; agonizó hasta llegar a Malvinas. Horas más tarde el corpulento barco arribó en el puerto. Juno Eride, un cercano amigo ayudó, guió al confuso esquizofrénico hombre, lo condujo por un sendero de rojas espinas hiladas en hiedras vertiginosas hasta dar con una ínfima puerta labrada con ornamentos de ocre y bronce. El hombre la abrió y un espeluznante jardín se desbordaba por sus ojos, volteó y se encontró eternamente solo. Una ligera música sonaba mientras que una atrevida brisa de un sol opaco comenzaba a tejer cierta engañosa telaraña. Oía exageradas risas, retorcidos ruidos, se abalanzó en busca de un nuevo reconocimiento, de un banquete con deliciosos corderos con manzanas moradas. El hombre emprendió camino, el hombre enfermizo de dar con el mismo pasaje dos veces agonizó. La fiebre trepó por sus venas causando un frío húmedo que lo descompensó. Notó que había sido atrapado, engañado, notó al minotauro en un rincón y al fauno silbando junto a él. El hombre desesperado corría, recordó doblar a la izquierda para dar con la salida del laberinto. Al remiendo remolón de su andar, lo vi parado frente a mí con un aire de moribundo convaleciente. Me miró, y su memoria se suprimió al reconocerme; cayó firmemente rendido sobre sus rodillas.
Cada misterio empañado por metáforas fantasmagóricas, cada farsa ideológica de ser inmortal en un mundo ilógico e ilícito, todo conlleva a un final premeditado, a un salto cuántico, imprevisto quizás. Cenagoso escurridizo asesino de ficciones, hoy he logrado cubrirte bajo las tinieblas de un laberinto con forma de diamante. Cargué mi báculo y gatillé. Allí yacía un tal Borges, un héroe de infames, un concienzudo asesino que apaciguó el sueño eterno tras padecer en un laberinto de sueños, direcciones, líneas a punto de desdibujarse y caminos movedizos. Así como cayó desplomado Lönröt, ha caído Borges. A veces vacilo en el fuego, en la apasionada recompensa de un pacto entre llamas y cenizas que se sumergen en un tornasolado sosiego, llevando a cremar un cuerpo insípido e incoloro para dar con el crimen perfecto, para dar con el diamante borgeano.

Cacerolas, madres y jóvenes

[Revista Frenesí de DICIEMBRE]

La historia presente que garantiza el futuro


Política
Por Agrupación Haroldo Conti

En abril de 1977, unas viejas de clase media, que habían paseado por distintas oficinas del Estado sin obtener respuestas, se animaron a convocarse en la Plaza de Mayo a reclamar por sus propios hijos e hijas. El reclamo pacífico era contra la dictadura más cruel que tuvo la historia del país, que le respondía con silencio y desapariciones. Esas viejas poco a poco se conformaron como las Madres de Plaza de Mayo e hicieron de esa plaza su casa jamás elegida. A partir de ahí, las Madres convocaron en la Plaza al pueblo para fortalecer la democracia con memoria, verdad y justicia. Más de 30 años después, el país se debate la posibilidad de que los mayores de 16 años puedan ser parte de la institucionalidad democrática con la opción del voto y en esa misma Plaza, en paralelo, se habla de dictadura.
Seamos capaces de tomar dimensión de la desesperación que las Madres sentían entonces, cuando tenían que salir a la calle a reclamar ni más ni menos que por la vida de sus hijos, sin saber muchas de ellas que esa desaparición que sufrían en carne propia era una política de Estado dirigida por las Fuerzas Armadas, que se adentraron en la Casa Rosada sin voto de nadie y se fueron con 30 mil desaparecidos. Eso fue una dictadura. Y desde esa dictadura se apuntó contra los jóvenes: más del 43 por ciento de los desaparecidos, tenían entre 16 y 25 años (CONADEP).
En la historia de la política los jóvenes fueron el motor de los cambios, los logrados y los truncados, fueron la primera línea de la avanzada y de la resistencia. Por eso la dictadura fue contra ellos. Después, los jóvenes tuvieron que resistir: contra los avances neoliberales sobre el Estado y los trabajadores, contra la Ley de Federal de Educación y la Ley Educación Superior, que los afectaban directamente como universitarios o secundarios. El estallido de la crisis en 2001 también los encontró unidos y organizados, resistiendo, saliendo a las calles: Darío Santillán tenía 21 años, Maximiliano Kosteki casi 23. En la Plaza de las Madres se gritaba “que se vayan todos”, todos aquellos que afianzaron el mercado como gobierno y la represión como garante.
En la primera década del siglo, toda esa experiencia acumulada pos-dictadura siguió en las calles, asumiendo un debate que se dio en casi todas las organizaciones sociales: dejar de tener una lógica de resistencia para pasar a una ofensiva, a la construcción de un sistema social justo, libre y soberano.

A partir de políticas surgidas como respuesta a los reclamos traídos del proceso social de los ’90, a partir también de volver a darle vida a la estructura estatal como única forma de contención social y de limitación al mercado, los jóvenes nos hicimos cargo -y nos hacemos cargo- de esas discusiones como propias, y nos convertimos en uno de los protagonistas en la participación política, agrietando el discurso social-mediático que todavía nos ignora, nos margina, nos subestima y nos estigmatiza. Las Madres de Plaza de Mayo, agradecieron en más de una oportunidad el abrazo que siempre les damos y la posibilidad de haber vuelto a tener hijos e hijas.
Lo hemos dicho en alguna oportunidad: la democracia no empieza ni termina en el voto. La participación política -el lugar donde se discute y se realiza la transformación de la realidad- no la determina la posibilidad de votar. Los jóvenes, participan. No obstante, garantizar la posibilidad de voto amplía los derechos de esa

juventud comprometida políticamente, que es la que en el corto plazo renovará las estructuras políticas y económicas que ordenan la sociedad y le garantizan su bienestar. La respuesta a ellos durante la dictadura, fue desaparecerlos. Que hoy debatamos la posibilidad de incluirlos en la instancia de decisión social de gobierno, es fruto de una maduración social y de un proceso político nacional y latinoamericano que se sostiene en la memoria, en la justicia, en el trabajo, en lo popular, y que encuentra en los jóvenes el actor más dinámico de la historia presente que garantiza el futuro.
Eso, de ninguna manera puede ser tildado de “dictadura” desde la misma Plaza que se bombardeó, se reprimió, se desapareció. Ni las Madres, en una dictadura de verdad, pidieron la muerte de los presidentes que no habían sido elegidos por nadie. Las cacerolas se golpeaban cuando estaban vacías y no reclamando comprar en dólares. Libertad de expresión pidió Rodolfo Walsh cuando publicó una Carta que los militares tardaron un día en leerla y desaparecerlo. La inseguridad es la bandera que retoman, también, para bastardear, cuando siquiera les preocupa la existencia de la desigualdad. Y los jóvenes somos objetos cooptados para la formación de batallones dirigidos.
Pero las Madres hoy apoyan porque volvieron a creer en el Estado, que desde el 2003 en adelante les dio respuesta. Y los jóvenes están en las calles, con la política agarrada bien fuerte de las manos. La participación, es un hecho. Las calles, los barrios, las aulas, no volverán a estar en silencio, dirán lo que también quieren los jóvenes, desde las urnas y desde la Plaza que es de las organizaciones, de los jóvenes, de las Madres. Esa Plaza que es nuestra, que la ganamos reclamando lo que desde algunas corporaciones quieren frenar, incluso usando nuestras propias herramientas.


Frenesí agradece la siguiente colaboración de la Agrupación Haroldo Conti Unlp



martes, 27 de noviembre de 2012

Dejavú




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[Revista Frenesí de Noviembre]


Por Jonas F. Mercado

Entre tanto mientras seguía caminando y la lluvia se hacía dueña de mi ropa, el barro se hacía cada vez más pegajoso. Aunque buscara las mil y una formas de pisar tierra firme, no lo lograba, solamente mis pies se hundían más y más y por lo tanto el barro los rebalsaba en su totalidad.
            Mientras esa lluvia caía incesantemente (yo resignado y ya sin ganas de luchar en vano por no mojarme) empecé a ver que a lo lejos había algo que parecía un puesto de campo. De esos puestos o casas, como quieran llamarlo, que son reservadas solo para los peones… Viejo desvencijado y bastante corroído por los años, parecía estar sin nadie en su interior, así que apure mi paso para poder resguardarme del diluvio.
            Llegando a unos escasos metros, supongo, realmente confirme que no se encontraba nadie dentro. Aun más, la puerta de entrada estaba semi abierta por tanto me precipite a entrar tan rápido como pude. Como lo había predicho era un puesto de campo, su interior lo confirmaba con un aire cálido y en perfecta paz, con una mesa rectangular de madera en el centro; una vieja cocina blanca sobre el costado izquierdo junto a una mesada rustica con canillas y una pileta; unas cuantas sillas desparramadas por doquier y por supuesto que no podían faltar una pava y un mate sobre la mesa...
            Al seguir mi paso investigatorio y viendo desde otro ángulo el lugar, sobre el umbral de una puerta se encontraba acostado un perro, raza de la calle cruza con corriente. Su mirada tierna y fiel hizo que yo lo nombrara sin saber su nombre, él apaciguado junto a mi voz cedió a ladrarme, confirmándome su bienvenida. Atiné a buscar su cabeza con mi mano, mientras bajaba lentamente podía sentir toda mi ropa mojada pegada al cuerpo, sintiendo el frío del agua que corría por las telas. Tan rápido como pude toque al perro, me levante y me saque la camisa que traía, la colgué sobre una de las sillas que tuve a mano y podía ver como el agua corría por toda su superficie cayendo grandes gotas y chorros de agua al piso. También saque mis zapatos y los deje a un costado, saqué también mi pantalón y lo puse en la misma silla donde había dejado la camisa. 
            Básicamente me encontraba semidesnudo, considerando que no me había quitado la ropa interior, así pues sintiéndome tan cómodo fui a prender la hornalla para poner la pava a calentar y preparar el mate.
         -¿De dónde saco fuego?
            Revise a mi alrededor y encontré un pequeño encendedor azul, lo tome y encendí el fuego. Di media vuelta y enfile para la habitación que estaba contigua a todo esto, encendí la luz con la llave que estaba a mi derecha junto a la puerta y fui hacia el armario. Esquivando la única cama que estaba abrí el armario y saque una camisa blanca con finas líneas verticales celestes  y un pantalón gris, mire hacia más abajo y había unos zapatos negros, los tomé, cerré las puertas del mueble y fui vestirme al pie de la cama. Para bienestar mío había un tallón para secarme, hice todo con calma y me vestí con suma tranquilidad. Ya seco y cambiado podía decir que era bastante lindo volver a estar así, aunque la lluvia trajera sus bendiciones.
            Permaneciendo sentado en la cama con los pies en el suelo y mirando la nada, comencé a escuchar el chillido de la pava calentándose lo cual me hizo levantar para evitar que se hirviera. Cruce el umbral y el perro seguía allí tan cordial con su mirada que seguía mis movimientos con poca atención pero firme en convicción. Llegue hasta la cocina y apague el fuego, en tanto la pava disminuía su sonido con ligeros espasmos.
               -Jajá ¡Que estúpido que fui!
Hice una pausa y retomé.
               -¡Tanta tormenta se acercaba y yo sin un paraguas!
            Me sentía un demente lanzando estas palabras al aire sin que nadie, más que el perro, escuchase mi voz.
Tome la pava, acomode una silla y me senté junto a la mesa. Mientras ponía yerba al mate oía el resonar de las fuertes gotas de lluvia caer sobre el techo de chapa, yo sonrojaba porque seguía pensando que era un estúpido lo que había hecho…
                  -Por hoy fue suficiente, la próxima vez salgo con un paraguas aunque haya sol.
            Cebé el primer mate y lo trague con toda mi hombría, estaba fuerte el asunto.
Mientras mi mano cebaba mate mi mente buscaba reparo en mi soledad, se estaba poniendo oscura la noche para ese entonces entraban las cavilaciones y los hondos recuerdos. Aun así seguí sin detenerme en nada y mirando al perro que divertía mi mirada, buscaba en el algo que me diera una respuesta a una pregunta que todavía no había hecho.
              -Estas tan solo como yo amigo, este es nuestro mundo… ¿Verdad?
            No había pensado en decir eso, pero me encontré con que de pronto mi boca se abrió y salieron esas palabras. El perro que mirándome con atención hizo un movimiento inclinando su cabeza, me hizo pensar que había entendido aquello y que daba su razón a la respuesta, cosa que yo no sabía qué cosa era o no verdad. A la par de su mirada sentí mis ojos llenarse de lagrimas que pude contener, pero que aun así las sentía allí presentes.
             -Alejandro, estas solo para el mate parece.
            Mis oídos se iluminaron y voltee mi cabeza hacia donde escuchaba esa voz, miré hacia la puerta y ahí estaba.
            -Seguí que yo también tomo, dale compartimos unos verdes.
           Era ella, simplemente ella. Había vuelto. Su pelo mojado y vencido por el agua se pegaba a sus hombros y a su cuerpo, su vestido amarillo pálido casi soldado por el agua en la piel y su mirada, la de siempre. Dulce, tierna, intensa y llena de vida.
Yo sin nada que decir solo la hermosa tensión de la boca por la sonrisa que me produjo y mi corazón exaltado, le hice un ademan con la mano izquierda para que se sentara frente a mí.
             -Creo que primero tendré que cambiarme-dijo.
            Calló su voz, se quito la ropa y así desnuda como estaba se fue a la habitación, tardo unos instantes y volvió tan radiante como nunca la había visto. Era como si el ángel que habitaba en su alma se hubiera escapado a tornearla más hermosa de lo que siempre había sido.
             -Qué lindo, estas de nuevo aquí- dije.
            Mis palabras salían desde el corazón, eran una especie de confesión.
Ella me miro con los ojos mas penetrantes y perfectos que pudo moldear. Su boca hizo una ligera mueca antes de emitir palabra y dijo:           
                 -Lo ves, siempre estoy con vos.




jueves, 22 de noviembre de 2012

Comienza la temporada: Caras y contra caras de los eventos de moda


Por  Yardhi
Enviada especial

No sé si será de público conocimiento, pero los que saben de moda, empiezan cada temporada emocionados por una sucesiva de eventos y desfiles (algunos exclusivos y otros, no) que presentan cada temporada. Por supuesto, {RF} tenía que estar presente y nos dimos una recorrida por el submundo de los denominados fashionistas.

Antes que nada, es indispensable explicar algunas cosas para comenzar a interiorizarse en la moda: no, no tiene nada que ver con colores, tipos de tela o esa delgada línea entre lo in y lo ridículo, estoy hablando de quienes manejan este mundillo.

En el mundo, los denominados Fashion Week (o semana de la moda) son eventos que, en menos de una semana, presentan a las principales marcas de moda internacionales con sus colecciones acorde a la estación. Las mismas son las que marcan qué es lo que se va a usar, porque ellos manejan la industria.

 Cada semana de la moda, está auspiciada por marcas de lujo (obviamente, quien puede pagar 14 mil dólares por un vestido y puede comprar una camioneta Mercedes Benz). Estos eventos en el exterior son absolutamente exclusivos (léase, hay que tener invitación de la casa de modas hasta para ir) y comienzan en la ciudad de Nueva York, que es la más moderna porque mezcla tradición con nuevos talentos; continúa en Londres, Milán, que es la encargada de la moda masculina, y finaliza en la tradicional y más exclusiva, París.
Por supuesto, otros lugares del mundo fueron emulando estos fashion weeks y nuestro país, que ama imitar lo extranjero, no se quedó atrás, por lo tanto, también tenemos nuestra semana de la moda. Algo que le podemos destacar a nuestros eventos fashionistas es que no son absolutamente elitistas o exclusivos, en su mayoría: hay para todos los gustos y bolsillos.

Yendo por partes: cada temporada argentina, se inaugura el BAFWeek (Buenos Aires Fashion Week), organizada en La Rural y se divide en dos partes; los desfiles por invitación de la casa de modas y el evento público en el cual hay dos entradas: una general en la que para entrar al desfile hay que hacer una cola larguísima, y una más cara, en la que se puede ver un desfile sentada en tercera fila y codearse con los editores de todas las revistas, famosos, modelos y gente que ni idea quiénes son, pero se sacan fotos con todo el mundo.

Entrar en este evento es una mezcla de glamour popular y una incomodidad tremenda. Es decir, hay gente que tiene una energía increíble y te hace sentir súper exclusiva, pero por otro lado están los elitistas con cara de hambre que pasan por al lado como si no debieras estar ahí. Este tipo de cosas se suceden en todos los eventos de moda (desgraciadamente).

Saltando el hecho anterior, el evento está siempre bastante bien organizado: hay stands de las diferentes marcas que auspician (en el último, debo destacar que había varios que los aspirantes a diseñador agradecieron; una marca de zapatos te permitía diseñar tu propio par, por ejemplo) y un showroom# de marcas que no hacían desfile. Personalmente, debo decir que la mejor parte del evento son los desfiles y las diferentes cosas que te regalan, que van desde aspirinas hasta bebidas energéticas y café de mi marca favorita.

En cuanto a los desfiles, concurrimos al de la marca UMA que presentó una colección en la que reinó el fucsia, los colores shokeantes, pero también los pasteles y los beige, todo muy joven y fresco, con prendas muy cómodas para el calor que nos atormentará en verano, pero con camperas de cuero que todavía no logro saber quién puede llegar a ponerse con 40 grados de enero. Los zapatos que presentaron tenían bastante variedad desde los aparatosos en plateado hasta las chatitas y mocasines. A su vez, otro destacado son los bolsos: playeros, bandolera o de cuero, todo en gamas de azules, rojos y coral.

Lo más sorprendente de las colecciones, en general, fue el rosa: donde se mirara, ahí estaba, después de más o menos tres años sin ser utilizado oficialmente. Todo lo demás no fue ningún descubrimiento: los que seguimos de cerca las tendencias, sabíamos que volvían los desteñidos y los flúo.

En cuanto a los trajes de baño, se podrán observar esta temporada los lunares, el plateado y el dorado, el flúo, los colores pasteles y las rayas tanto verticales como horizontales. Habrá diseños para todos los tipos de cuerpo y gustos. Obviamente, podrán ser acompañados por las tan glamorosas capelinas que puestas en la ciudad quedan ridículas pero en la playa se usan bastante.

La siguiente parada de moda, la hicimos en el BAAM (Buenos Aires Alta Moda), un evento de alta costura al que sólo se accede por invitación. Allí pudimos ver la colección de Christian Lacroix (tienda internacional que marca tendencia), marcada por los rosas muy llamativos, colores nude o crudos, vestidos bellísimos con telas vaporosas y los hombres vestidos de colores pasteles informales, válidos hasta en noches de gala. También se destacó la cantidad de piel que se veía: muchísimo escote y espaldas al aire, siempre con elegancia, algo distintivo de la marca.

La experiencia en este evento no fue tan grata como en el BAF, el hotel en el que se desarrolló el evento no sabía (o no quería, si se me permite sospechar) dar información y quienes organizaban el mismo clasificaban como la gente más elitista y esnob# vista en la Tierra. El desdén y las caras que ponían cuando se les consultaba algo era bastante desagradable. En resumen: el desfile fue una belleza y muy puntual, pero la atención dejó bastante que desear.

Para concluir, es importante siempre sentirse bien: todo lo que uno se ponga, luce mal si uno se siente así o si estás mal predispuesto para los demás; eso es lo que se puede sacar como aprendizaje al ir a este tipo de eventos.

Del N° 2 de octubre

La verdad no existe


Por Caro Leguizamon

Creo que estamos en un mundo donde la verdad no existe. Donde la gente se dice sólo lo que se quiere escuchar. Cuando sos chico te enseñan que mentir está mal y creces mamando a tu mamá diciéndole a tu papá que lo ama, cuando por las noches escuchas que en realidad no.


La gente te dice lo que es mejor para el momento por el que estás pasando, pero ¿está mal eso? Es decir, estas en una relación en la que sos capaz de perdonar la infidelidad, pero tu imagen exterior no te lo permite. La gente te ve como alguien que no puede aceptarlo, entonces rogas porque no te lo diga pero le pedís que sea sincero.


Le revisas el teléfono buscando una verdad que sabes, te va a doler. Entonces ¿para qué la buscas?


La vida es más fácil con la mentira en puerta. La gente vive más feliz mintiéndose. No estamos preparados para vivir en una realidad tan sincera. Pero en todo caso lo que está mal es juzgar, o mejor dicho, no entender que los demás juzgan según su criterio. Según la vida que para ellos esta bien.


Pero lo único que importa en tu vida, es tu criterio. Pero la verdad, decir siempre la verdad hace mal. Terminas siendo mala persona, dejas de ser sincera. Cuando sos frontal y decís lo que pensas, es ahí cuando te catalogan como reacia o agresiva.


Lo primero que te dice la gente es: "A mí me gusta la gente sincera". Y ya te está mintiendo. Si alguien, un amigo, viene y te dice que no tiene ganas de hablar con vos porque le callo como el orto lo que dijiste. Te vas a enojar, te va a herir, te vas a sentir una basura, lo vas a querer mandar a la mierda y vas a decir que es histérico. ¿Qué tan malo puede ser decir lo que uno siente cuando lo siente?


Por supuesto que la próxima respuesta va a ser, no es lo que decís, sino cómo lo decís. Pero, ¿yo se cómo se lo tengo que decir a cada persona que conozco?... ¿Cómo hago para que entienda lo que quiero decir y no malinterprete las palabras, el tono y lo no dicho?...¿Cómo hago para sentir que puedo decirle cualquier cosa a cualquiera que total, va a estar todo bien?


Pero entonces me pregunto, si el otro me dice algo que yo no quería escuchar, como puede ser: "ya no te quiero como antes". Automáticamente voy a tratar de transformar las palabras para que terminen diciendo: "mis amigos me convencieron de que la soltería es mejor, disculpame yo quiero seguir estando con vos, pero los pibes son los pibes". ¿Cómo hace el otro para que yo entienda lo que él me quiso decir y yo no tergiverse las cosas, es decir, adapte a mi experiencia de vida las palabras, el tono y lo no dicho?


Claramente la verdad a veces, no es la mejor respuesta. O por lo menos, la verdad con pocas palabras. Y volvemos a lo mismo, ¿cuándo mentir esta bien?, ¿cuándo decir la verdad esta bien?


¿La sinceridad es una forma de seguir manteniendo adentro mio una forma de poder lastimarme sin darme cuenta?... Yo pido sinceridad, pero ¿a mi misma, me la digo? Trato siempre de tener los pies sobre la tierra, trato siempre de palpar la vida misma, indagándome a mi misma sobre la vida.


Actúo de forma inadecuada según la gente que miente y dice querer la verdad. Pero ¿quién soy yo para andar tirando verdades en las narices de alguien?... Si la gente no la quiere escuchar, ¿para qué lastimar a la gente con mi naturaleza bruta?


Es absolutamente verdad, que me miento cada vez que me duele. Es real que me digo que todo va a estar bien cuando se que falta para que eso pase, porque no me creo. Porque se que me estoy mintiendo para poder sonreír. Entonces si te mentís, eso... ¿está bien o está mal?. En fin estoy haciendo lo mismo que el resto nada más que sólo me miento a mi misma, para creer que estoy rodeada de gente que miente y no quiere escuchar la verdad, cuando sólo yo soy la que se miente y no soporta a aquella gente que no lo hace. Que puede vivir su realidad.


Pero ¿es verdad eso u otra vez, otra vez me estoy mintiendo? ¿Estoy creando una duda sobre mi misma para estar un poco más conforme con el mundo en el que me toca vivir? ¿De verdad estoy manipulando las palabras de los demás a favor de mi beneficio emocional o simplemente estoy siendo más cruel conmigo misma?


Entonces, no sé si quiero escuchar la verdad de los demás. Entonces, no sé si en ese momento quise escuchar de tu boca: "no siento las mimas ganas de estar con vos como antes". En ese momento, sólo buscaba un abrazo y que te cayes y que me mientas. Y que me digas que estabas confundido porque tus amigos te estaban dibujando la realidad, pero que simplemente me querías con vos.


Aunque no creo que hoy te quiera al lado mio.


Exijo las cosas de frente, sólo eso pido, para poder explicar cual era en realidad mi objetivo con esas palabras, poder disculparme y tener otra oportunidad para no lastimar. Que en fin es eso lo que busco cuando digo la verdad.


"La verdad duele menos que la mentira"...


Esa frase, eso me lo dijeron una vez, sólo una vez basto para que yo no quiera volver a mentir. Me puedo dar el lujo de jactarme de manipuladora de la verdad cuando era aún más joven e inexperta, sé que lo sigo siendo, y es por eso que no sé si lo que hago está bien o está mal. Decir la verdad cuesta caro, es un juego del que cuesta salir. Ser falsa como todo el mundo, hipócrita, eso no cuesta, pero en tus valores interiores es ahí donde te espera la factura. Es ahí cuando el dolor se incrementa porque te vas viendo cada vez un poco más sola. Cuando entendes que a la gente no le gusta la verdad porque vive bien en su mundo de fantasía.


Estuve mucho tiempo creyendo en la gente, y siempre dudando. Hoy no dudo. Hoy sólo escucho lo que me dicen y espero sinceridad. Espero eso que doy. Espero que la verdad duela menos que la mentira. 



Del N° 2 de octubre

Ser un gamer


Por  Zeky Gimenez


raveyhips.blogspot.com.ar


Cada vez más personas utilizan los videogames para pasar el rato. Durante muchos años, los gamers fueron criticados. Hoy vienen incluidos hasta en los celulares. 

    Gamer. Alguna vez te criticaron, te llamaron antisocial o que no tenías vida. Te gustan los videojuegos o videogames.  Desde chiquito te criaste con Mario Bros. Al poco tiempo conociste el Winning Eleven. De grande conociste el League of Legends. 

    Les rogaste a tus viejos. Pasaste tardes y noches enteras en lo de un amigo. Juntaste moneda por moneda, el dinero para poder comprarte esa consola que tantos años te ayudaron a pasar el tiempo. Te encerraste en el cyber a pesar del calor, el olor, el dolor de cabeza. Siempre dijiste presente. Vos sabés quién es. Lo reconoces. Aunque por ahí te equivoques.

    Dentro del mundo gamer existen diferentes tipos de jugadores que se distinguen según las preferencias de acuerdo a las consolas o plataformas. Hay quienes eligen la Play Station (PS), X-Box o la computadora, entre otras.

    “La computadora es de donde parte el diseño de las consolas, del software en general”, relató Gonzalo, confirmando su preferencia. 

    Dentro de ellos, se destacan quienes se autodenominan “pros”. Son los “snobs” de los games. Insultan y critican a los nuevos (“noobs” o novatos) y a los usuarios casuales.
   
 La ciudad de La Plata no es un caso aislado en relación al universo de los videojuegos. La llegada de internet, primero a los cyber cafés y luego a los hogares en forma masiva, permitió la apertura e inserción de aquellos que criticaban a los usuarios diarios.

    Hoy en día, existen convenciones y eventos de participación para aquellos amantes de las consolas. Tal es el caso de la C.G.C Connection que se realizó el mes pasado en la ciudad, donde coincidieron cientos de personas, entre ellas curiosos que querían experimentar en carne propia el ambiente.
   
 Un gamer platense, reconocido como tal, expresó que los videogames “son un escape a la realidad, como cualquier adicción”. 
  
  Más allá, o quizá menos allá de eso, significan una forma de divertirse, de pasar el rato, de interactuar con otros usuarios. Jugando con alguien al lado o a través de internet es una manera de relacionarse.
    
José, amante de los juegos para computadora, dijo que “eso es una generalización. Siempre hay excepciones”.

   Lucía, estudiante de Psicología de la UNLP, evidenció que “depende de la personalidad del gamer, de su introversión o extroversión. Muchos juegos realizan encuentros masivos de gamers donde se conocen, comparten fiestas, hacen torneos. Socializan”.
  
  Por más que los gamers sean criticados, todos alguna vez hemos jugado a algún videogame. Hoy en día hasta los celulares vienen con juegos incorporados. 

    Empezando por la vieja Nintendo o el Family Game (Contra, Mario Bros); después con la plataforma Sega (Mortal Kombat, Sonic); o la computadora (Carmen, Age of Empires, World of Warcraft). Porque nos enfurecimos cuando nos trabamos en algún nivel o perdemos vidas. 

Porque invertimos dinero en ellos pero no nos defraudaron nunca. Porque nos hicieron compañía. Por todo eso. Salud, gamers.  


Del N° 2 de octubre

Redefiniendo Roles (O Que Nos Dejo la Conferencia de Cristina en Harvard)




Por Anselmo Valdez




Escucho a varios estudiantes de comunicación despotricar por los dos lados, a favor y en contra. Los oficialistas ningunean: "Esas fueron las preguntas de los estudiantes de la prestigiosa universidad de Harvard? Esa es la prestigiosa formación  Cristina les cerro el pico a todos con sus respuestas." Desde el otro lado no faltan quienes se amargan diciendo "Que manera de esquivar las preguntas!"


Confieso no haber visto la conferencia entera, y no viene al caso si me parece que fue esquiva o no. Es la cuestión teórica de fondo que me intriga.

Un compañero/colega me dijo una vez "que la política comunicativa del gobierno lamentablemente es gracias al media coaching". Por ese medio periodistas enseñan a políticos a abordar situaciones polémicas y poder salir airosos. Así esquivan preguntas haciendo puentes con cuestiones que pueden tratar y demás.  Eventualmente eso llevo directamente al silencio de las preguntas por parte del político al periodista (y en cierta medida una eventual falta de insistencia del ultimo). Y desde esta doctrina del atril se dejo de lado al intermediario.

Mis ideales me llevan a pensar que con las redes sociales la idea es fantástica. Que el pueblo tenga un acceso sin intermediarios y que interprete lo que quiera de lo que el gobierno publica. Pero la cuestión peligrosa del asunto es "¿que se publica?" y su obvia contra parte "¿que NO se publica y DEBERÍA publicarse?" Y ante un pais cuya política educativa fue ignorada por izquierda y derecha ayer y hoy, con su correlato concreto en el día a dia, "¿QUE interpreta la gente?"

La política comunicativa del gobierno redefinió el rol del periodismo pareciera. ¿Nos relegará al rol de simples comentadores sentados en las tribunas populares de cada lado de la cancha en este partido que es el dia a dia? Y si ese es el rol que ha de tener el periodismo moderno, cual va a ser su respuesta?



Nota perteneciente al N° 2 de octubre

miércoles, 17 de octubre de 2012

El mito se terminó: la verdad sobre Jorge Hané

El siguiente apartado está dedicado a desenmascarar a un personaje que todos conocemos muy bien. Se trata del rey del "Llame ya", del segundo gol de Maradona a los ingleses del adelgazo o simplemente, como él se jacta de serlo, "del gurú internacional de la pérdida de peso". Él es, ni más ni menos, que Jorge Hané, el creador del Reduce Fat-Fast.

Recuerdo en mi niñez, tardes enteras frente al televisor tomando muchas chocolatadas, y en la pantalla, se veía a Gamuza de Cebollitas reclamando su MERECIDA TITULARIDAD ante el DT Don Lucero. En medio de estas intensas discusiones futbolísticas, los inteligentísimos técnicos de Telefe te cortaban el clima y ¡zas! aparecía Sprayette y, por supuesto, Jorge Hané.

El origen del apellido Hané ya nos dice cosas: Hané viene del latín "haneus" y, si lo pasamos al castellano, se forma el verbo anear. En conclusión, Jorge Hané te anea y ese aneo se nota en sus productos pero, más aún, en sus propagandas, que son altamente criticables.

El primer comercial que tuvo éxito (a fuerza de que estuvo todo el día) es el que aparece Marcela Brane, pero yo me pregunto, ¿quién conoce a Brane? Según Jorgito, es una famosísima modelo, pero es evidente que nunca pispeó los programas de chimentos argentinos o, tal vez, Rial no llegue a Miami.

Otra de sus publicidades lamentablemente memorables, es la que aparece con Ethel Rojo: con todo respeto, pero me parece que Ethel erró de servicio. No tiene que bajar de peso, sino que tiene que ir a la peluquería ya que su peinado se asemeja mucho al del pibe Valderrama en el Mundial del '90. Desastroso. 

Para finalizar el desfile de personas presentadas en los comerciales, que han bajado de peso corporal y aumentado el peso de sus bolsillos, aparece el ex gran hermano Santiago Almeyda. Este caso es único e insólito en el mundo: Almeyda tomó Reduce Fat-Fast para bajar 2 kilos. Pero Santi, esos kilitos te los bajás con un "gas fuerte" en el baño, ¡por favor!.

Mucho se ha hablado de la vida privada de Hané. Se dice que es el hermano no reconocido de Manuel Pellegrini, el Director Técnico del Real Madrid: aparte de su parecido físico, los dos hablan para el cul* el español neutro, haciendo poco creíble sus discursos.

Por consiguiente, queda a las claras los malabares que realiza Jorge para que su producto se venda. Haciendo un comentario al margen pero no tan desvinculado a Sprayette, el Ministerio de Salud de la Nación Argentina repartirá, en estos días, dosis gratis de REJUVENSEX, para que, de esta forma, aumente la taza de natalidad en el país, y lo que es mejor, que el pueblo esté más feliz.

La sociedad ya eligió: no a Hané y sus comerciales. ¡Sí a Rejuvensex!.





sábado, 15 de septiembre de 2012

Guerra Fría





Facebook tiene demasiados usos. Puede ser una de las herramientas de comunicación más eficaces, la trinchera en la guerra por el orgullo o la central de las conspiraciones contra los ex.

Cuando llegué a La Plata hice muchas amigas porque vivía en una pensión de mujeres. Eli era una de esas con las que mejor me llevaba, y hoy se convirtió en una de mis mejores amigas. Por lo general, siete mujeres del interior, que viven juntas, están haciendo los cursos de ingreso y están solas, hablan de hombres. Ahí fue cuando a Eli le pareció buena idea presentarme a su amigo, Juancho.

Un día quedamos en tomar mates en su casa así que fui hasta su departamento y, aunque había yerba, me quedé a dormir con él igual.

Cuando volví a mi casa me quería matar, como era amigo de mi amiga iba a tener que ser algo más que algo de una noche. Así que, como no me molestaba tener un "puerto seguro", lo vi como por cuatro meses, sin dejar de asaltar boliches los fines de semana que salía con las chicas (incluso el lugar donde él trabajaba como RRPP).

Cuando la cosa no dio para más, ni siquiera tuve que mover un dedo para dejarlo porque Eli lo hizo por mí. A la semana, el chico me llamó 50 veces por teléfono, tomó de rehén mi muro de Facebook y reclamaba la oportunidad de mejorar las cosas bajo el slogan de "Ya sé que no tenemos nada en común y que ni siquiera tenemos temas de conversación, pero yo te amo igual" (¡¿Qué carajos?!). De más está decir que sus intentos fueron en vano. Fue ahí que comenzó la guerra fría.

Aparentemente, se estaba viendo con alguien y a los tres días puso una foto suya y de la minita de perfil (¿Hay algo más patéticamente desesperado que eso?). Yo veía sus actualizaciones sobre que estaba enamorado y honestamente no podía sino reírme. ¡Dos semanas antes me estaba rogando volver! Era muy cómico, por que yo ya estaba de novia y el pibe se creía que yo estaba mal por él.

NOTICIA DE ÚLTIMO MOMENTO: que yo no ventile mi vida amorosa y sexual por Facebook no quiere decir que no tenga una. Al contrario, es mejor que la tuya ;).

Cierto día me habló intentando ser amigos, le dije que ni en pedo, a lo que respondió: "¿Tanto te lastimé para que no me puedas ni hablar?". Honestamente, no recuerdo qué le contesté, pero no fui tan hdp como para decirle la verdad "Facebook to Facebook". "Sinceramente no quiero ser tu amiga porque cada vez que me acuerdo que estuve con vos me dan ganas de hacerme una lobotomía".

Lo tuve como amigo en Facebook hasta hace como dos semanas, cuando hice limpieza general de amigos y decidí que sus actualizaciones, me enervaban por lo boludas que eran. Actualicé el álbum de fotos en el que pongo las que estoy con mi novio, borré a unas cuantas personas, incluido a él. Y si alguna vez se da cuenta de la fea actitud que tuve, que piense lo que le plazca.

Bloquear/ Reportar por Pobre Pelotudo.

Rocío T.

domingo, 22 de abril de 2012

Religión



Mas allá de mi escepticismo y el incontrolable impulso de tener que cuestionar todo (y todo es TODO), en todo momento y a toda hora (por qué, por qué y por qué), hay cosas tomadas ya como hechos. "Es así y punto", es lo que te dicen cuando intentás poner en duda tal tema o hecho. Quizás por el afán de molestar es que sigo interrogando (siempre que tenga argumento, obviamente) hasta llegar al punto máximo del nerviosismo ajeno mientras me río por dentro. No es tan difícil defender un punto, sólo hay que estar seguro de lo que estás defendiendo.

Uno de los casos más comunes donde suelen generarse estos debates es cuando se toca el tema religión y otras cuestiones similares. De por sí, la Biblia parece un libro de fumados (ojo, sin faltarle el respeto a nadie, por más contradictorio que parezca) y te están hablando de que perdimos el paraíso por una manzana, te dan a entender que en aquella época eran todos unos ignorantes ilusos mediocres (no cambiamos mucho, eso es verdad), que fueron capaces de condenar a nuestro propio salvador, entre muchos otros delirios que cuando intentás cuestionar te responden con un "es cuestión de fe". Estoy de acuerdo en eso de que si vemos, creemos; y es un desafío creer sin ver, pero no nos pasemos...

Hoy en día contamos con la iglesia universal (y algunas otras más) que jura y re contra jura que te van a sanar de cualquier mal que tengas (incluso si éste es financiero, van a sacarte lo poco que tenés así no tenés que seguir con miedo a perderlo) y te van a convencer de que tenés demonios adentro, mas ellos solos son capaces de expulsarlos de tu cuerpo. Es todavía más interesante porque logran que un grupo (no tan reducido como yo creía) se trague el verso y vaya cada noche a ¿"invertir"? su tiempo ahí.

La Iglesia Católica hace algo parecido pero a su manera y de un modo no tan... explícito, por así decirlo. Ellos te pasan la canastita y es a voluntad la colaboración, pero juegan con el miedo. Después de estar escuchando decir, durante una hora (quizás más), que si no sangras hasta la última gota por amor a tu salvador, claramente, te vas a ir al infierno y vas a pasar no sé cuántos tormentos por el resto de la eternidad, pensás que un par de billetes no son nada comparados con todo lo que te espera si no dejás ni un mísero centavo. Aflojás y bueno, terminan saliéndose con la suya. No digo que la plata esa no sea destinada para lo que dicen que la van a usar, pero es un poco egoísta de su parte.

Algo similar es lo que pasó con la polémica "Pasión de Cristo" (no es por nada pero Mel Gibson hace películas más sangrientas que Tarantino, peor aún es que se las toma en serio: ya da miedo el tipo). La historia la conocemos todos y, cuando se vio reflejada en esa película, se escandalizaron todas las religiones habidas y por haber. Incluso, los católicos se horrorizaron hablando de lo "explícita que era" pero cuando la cabeza de la Iglesia, que en aquel entonces creo era Juan Pablo II (corríjanme si me equivoco), aceptó el film, se tranquilizaron unos y se alarmaron otros.

Quedó todo en nada, la movie se exhibió igual y no se paraba de hablar de ello. Una vez más, prueba del egoísmo católico, si el Papa la acepta, la tenemos que aceptar todos. ¡NO! (Apoyo la libertad de expresión: la película tenía derecho a salir a la luz pero no por su decisión). Por otra parte, también está la realidad única e irrefutable de que aquel hombre murió por nosotros y tenemos que hacerlo parte de nuestras vidas; ahí mismo en la movie te muestran qué te va a pasar si no lo creés así.

Tal vez en estos tiempos haya TANTA libertad verbal (tan desmesurada que no la saben usar y hablan gansadas constantemente) y se dediquen a hablar mal de todo este tema que es más que extenso y se podría debatir por horas, horas y horas y no llegar a nada, porque es realmente impreciso. Una cosa es verdad: hay algo "superior", llámese como quieran llamarlo. Quizás sólo un ente, quizás un Dios, incluso el mismo Diablo. No tenemos por qué tragarnos lo que una comunidad (grande, chica, mediana o de tan sólo dos personas) quieren que creamos a fuerza de miedo. Pero tampoco es cuestión de tirar abajo la creencia sólo porque sí.

Ni vos vas a ser mejor persona por "creer" ni yo peor por "no creer". Verdades absolutas no existen pero sí el respeto a lo que cada uno decide valorar o dar cierta importancia. Siempre y cuando no intenten metérnoslo hasta por donde no se puede y bajo amenazas constantes o se haga muy obvia la organización lucrativa que está detrás. No para todos la solución es la fe y puedo ser devota hasta de un escritor si así lo quiero, y no necesitaría una religión respaldándome.

Quizás sólo sea cuestión de mirar al exterior y darse cuenta de que tenemos derecho a elegir en qué creer sin que nadie nos condene por ello.

Por Daniela Gilreath

Crisis cumpleñera



Cumplir 19 años es medio garrón. De por sí, cumplir años no está bueno una vez que alcanzaste la deseada mayoría de edad, pero el número 19, particularmente, me da mucho miedo. 

La gente dice que la crisis se da cuando cumplís las dos décadas, pero para mí no es así. Los 19 son un aviso, es como un "pará boludo, ya no sos un pendejo, empezá a ponerte serio". Es como un freno zarpado venir de los 18 para pasar a un número que ya empieza a denotar cierta adultez y madurez.

De todos modos, siempre tendré problemas con todos los números porque soy una quejosa crónica. Y es que el simple hecho de cumplir años es una cagada. La gente pide que lo festejes, y si no lo festejás sos una ortiva. Para festejarlo tenés que poner casa, plata, comida, juntar gente que nada tiene que ver, invitar a los/as novios/as y cuidarte de no invitar a ningún ex de nadie.

A mí me gustaría saber qué clase de festejo implica ser anfitrión en la propia casa. Si es mi cumpleaños, servime un Fernet y haceme masajes en los pies. ¡No me pidas que te traiga una Coca!
Por Melina  Jakubowicz


Comienza el otoño, se vino el frío. ¿Y ahora?


El comienzo del otoño nos trae molestia en varios aspectos de la vida: hace frío, después calorcito, iniciamos las actividades cotidianas, pero si de algo podemos quejarnos es que no sabemos cómo vestirnos.

Los que salen a la mañana temprano son totalmente conscientes del frío que te hace decir “¡VOLVÉ VERANO, TE PERDONAMOS!”, aunque la realidad es que se terminó. No quiero ser pesimista, pero tenemos que adaptarnos a esta nueva realidad y saber cómo lograr arreglarnos para cumplir dos objetivos:
1)   No enfermarnos en el inicio, porque después no te recuperas más, y pasar todo el invierno en cama, enfermo, no está bueno.
2)  Sentirnos cómodos y con un look “adaptable” para salir a la mañana preparados para cualquier eventualidad climática.

En esta ciudad no tenemos excusas, porque desde hace unos dos años aproximadamente, tenemos una movida de diseñadores independientes fantástica. El hecho de que los bares, restaurants y pubs hayan ido organizando espacios denominados ferias de diseño, para fomentar la industria local, es una movida excelente porque hay gente dedicada a la indumentaria y a los accesorios que son muy buenos, pero no tienen la infraestructura para poner un local. 

Por lo tanto, puedo tomarme el atrevimiento de recomendar a quien sea, tomarse el sábado o el domingo a la tarde para recorrer alguna que otra feria en busca de alguna camperita de hilo, un saco de gabardina color neutro o algún accesorio para regalar. Hay estilos y colores para todos, desde los clásicos negro y gris, hasta los arriesgados rojizos, amarillos, anaranjados e, inclusive, blancos (un color a veces excluido de la paleta invernal, pero que a muchos les gusta), pasando por botas altísimas, chatitas tipo bailarina, polleras largas, cortas, sombreros y hasta algún que otro short de jean.

Pero seguramente usted, joven caballero, persona que odia ir de compras o que manda a su mamá a comprarle remeras porque le da "fiaca" ir hasta el centro (que no te dé vergüenza, ¡la mayoría de los hombres lo hacen!) y probarse mil remeritas de marcas carísimas -que para vos son iguales y del mismo color-, también tiene una opción: hoy, con las redes sociales y la sección shop de las marcas de ropa, no necesitás salir de tu casa. Pero, siendo realistas, a los hombres (no a todos) les es difícil decidir, porque para ellos da todo lo mismo.  

¡No nieguen la realidad! Estar bien vestido les hace sumar puntos en muchos aspectos de la vida, la clave está en verse ordenado y limpio, por lo cual les recomiendo que si tienen barba o pelo largo, traten de que se vea arreglada, porque desgraciadamente vivimos en una sociedad que se guía por las primeras impresiones, por lo cual este es el principal consejo que quiero dar. 

Respecto a la ropa (basándome en el otoño, obviamente), debo decir que lo principal es conseguir una mochila multiuso para tener una campera ligera a mano y, por supuesto, las llaves, documentos y demás cosas que necesites, aunque seguro estarás pensando que con  los bolsillos del pantalón basta. No es así: queda bastante feo tener los bolsillos llenos, así que una mochila es lo más masculino y útil a esta altura de la temporada. Podés elegir una informal color negra en tela de lona, cuadrillé, de gamuza, deportiva o, si te querés arriesgar un poco más, una bandolera de cuero ecológico color camel o suela.

Hay millones de opciones y buscando en Internet podés ver muchas, incluyendo unas que ahora quieren entrar a escena: se cuelgan de un solo hombro y son casi iguales a las mochilas clásicas. En resumen, las claves para el inicio del otoño, tanto para hombres como para mujeres, son mirar el pronóstico la noche anterior (por si las dudas llueve), un buen abrigo para la mañana temprano y una mochila o bolso tamaño mediano para la tarde.

No se necesita gastar mucho para estar arreglado/a y cómodo/a, porque siempre podemos encontrar una opción más barata. Por eso hay que mirar mucho y con un buscador a mano, no tenemos excusas. En fin, hay que dedicarse una tardecita por mes o, si sos un poco más detallista, un día a la semana, para fijarte cómo vas a adaptarte al otoño. 

Por Yardhi Abu Aiach

40 minutos de viaje y ninguna rubia



Siete de la mañana, Camino General Belgrano, bondi, Talp. El peor para viajar a esa hora. Con suerte, viajás parado y apenas cómodo. Viajábamos con la cara contaminada de sueño, repugnaba ver a la gente así, por eso, sólo pispié para ver si encontraba alguna cara linda; pero nada, ninguna rubia que entretenga el camino. Sólo miradas apagadas como amortiguando la luz del Sol. El bondi batía nuestras cinturas y, hasta ahora, la rutina era normal, no había prendido el mp3 porque estaba buscando el momento.

La mañana es tajante como la afeitadora a la piel: depende de cómo se transite, te puede irritar, te puede cortar. Lo mejor es entrar en el baile y sonreír sin disimulo, apretar el play y darle alegría a nuestra alma; en este caso, donde el viajar es austero, como festejando que la vida cumple años, lo que hace que la música nos aproxime al placer de escuchar en nuestro cabernoso oído, aquel ruido que proviene de nuestros aislantes sociales.

Sin embargo, no hay tarjeta que pague por ese precio: la felicidad se mide por pequeños momentos, y yo disfruto de cada uno de ellos, como cuando subís al bondi abarrotado como sardina y no importa cómo, dónde ni cuando te vas a sentar. Y allí, justo, cuando te acomodás para el calvario, el chofer que parece indiferente. una persona falta de sentimientos, generalmente con mal humor, de pronto se vuelve tu mejor amigo y pone el mejor CD del mundo: "Verde paisaje del infierno", "Labios de Seda", de Los Piojos. Y tu cara irradia felicidad hasta por los dedos, que prometen no parar. 

Gracias Dios por este buen comienzo de semana.

Por Nehuén Paulucci

Agridulce, te quiero



Quisiera comenzar este escrito con una pregunta indispensable: ¿quiénes de ustedes no ha tenido, alguna vez, en cualquier capitulo de su vida, algún "amor no correspondido"?

Sé muy bien que si nos sinceramos, todos hemos sido protagonistas de una novela semejante. Nadie se salva de ésta. O quizás, fuimos sido testigos de la de un amigo muy cercano. La mayoría hemos sido víctimas inevitables. Digo así porque nadie elige de quién caer locamente enamorado, de quién depender constantemente, de quién pensar o decidir quién será el que te "vuele la cabeza". Como nos consuela el más grande Cronopio, Julio Cortázar, cuando en su libro Rayuela dice: "...como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio...”.

El amor no correspondido es un amor unidireccional, es no-recíproco, es amor-admiración, es una mezcla con un amor platónico, un revoltijo de alegría, exaltación, incertidumbres infinitas, desesperación y tristeza inagotable. Es morirse de las ganas de hacer todo con la persona X y morir en el intento de llegar a hacerlo realidad. Es no sentar cabeza nunca porque aquel pibe o aquella piba están sumamente idealizados.

¡Sí, esa es la clave de la cuestión! Porque resulta que para nosotros son el rey y la reina sin corona de nuestro mundo, son el foquito que da luz a todo lo demás, la primera carita en que pensamos cuando escuchamos esa maldita canción cursi y asquerosamente repetida por todas las radios -y por nosotros mismos, inclusive-. Porque claro, de repente, al señor o a la señorita se le ocurre algún día porque sí- saludarnos, decir nuestro nombre, así al paso, sonreírnos porque estábamos ahí parados cerca de ellos y nos decimos para nosotros mismos: Listo, ¡le encanto!, seguro que estuvo pensando en mí últimamente.

Perdón, no busco ser la aguja que te pinche el globo pero, también, sé que en alguna esquina de tu inconsciente estás al tanto y sabés que no recibirás un mensaje de texto sorpresa, donde te confesará su amor insostenible, o no es el tipo de amor en el cual recibirás una flor o un chocolate de esos que se dividen en dos y te trae un "poemita" como un plus de romanticismo. Pero bien, uno se la banca. Sabe qué juego está jugando y sabe que soportara todo en nombre del amor, en el nombre de él/ella. En este amor no habrá desilusiones: no existen los cuernos, los desgastes, las excusas baratas.

Sólo unos muy pocos lograrán tener la suerte de llegar a un peldaño más arriba. A ser algo. Muy pocos vivirán la gloria de encontrar la última pieza del rompecabezas y estallar de alegría. Pero, igualmente, quédense tranquilos, que las historias color de rosa no existen. Las películas con parejas perfectas, de ensueño, nos muestran sólo un momento de la relación. Todos tienen sus debilidades, sus desencuentros, sus imperfecciones.

Lo más sano para todos los que padecen y aman un par de ojos que no nos devuelven la mirada, es no entregar toda nuestra energía, todos nuestros latidos a quien no gasta ni un solo instante en pensar en nuestra cara. Usemos aquellas ganas para abrir otras puertas. Para encontrar otras primaveras. Aprendamos a observar con todo el sentido de la palabra. Porque seguramente exista esa otra persona que se esté volviendo loca por enamorarte. 

            Hay dos misiones en nuestras vidas: sobrevivir, y ser amado.

Por María Victoria Bríccola
http://siempre-empezoallover.blogspot.com/