viernes, 15 de febrero de 2013

Volvemos en ABRIL

¿Queres escribir para Revista Frenesí? 


{Géneros literarios + Géneros periodísticos}


Pasión por: ESCRIBIR 


En ABRIL, volvemos a envolver la ciudad de letras y voces.

revistafrenesi@hotmail.com.ar


sábado, 26 de enero de 2013

Catadores del tiempo

*Revista Frenesí en ENERO






Por Mateo Cappelli


En el momento donde aquello que llamamos niñez,

Se nos escurrió entre los dedos

Indefensos pero a la defensiva vimos desaparecer la existencia de 

una primavera

Que creímos que era eterna.


En los pasillos se sienten pasos

Aquellos que con su firmeza nos elevaron el canto y nos

transformaron en catadores del tiempo.

En los pasillos se sientes pasos

Traen la fragancia de aquello que fue,

Pero que ya no encontraremos.


Una bocanada de humo acompañada con una palabra.

Como gorriones hacia el bebedero

A saciar mi sed, volvía al calor que me proporcionaba el nido.

Pero no todos los pájaros se quedaron.


Han volado, pues llego el invierno

Hipnótico se tornaba el banquete verbal

Que nuestras bocas han propuesto en aquellos tiempos

Hoy he querido volver a realizar aquel encuentro

En vano lo intente, pues tu boca se perdió en el tiempo.


Pero de algo estoy seguro.

Es a quien le escribo

A las caricias perdidas en el tiempo

A aquellos que se han ido porque en algún momento han venido.

sábado, 12 de enero de 2013

Mi país paralelo



A J.C.S

Por Victoria Briccola

Por un tiempo me dedique a mirarte de lejos.
No estaba preparada para acercarme y ver.
Ver cómo era la línea divisoria entre el iris y tu pupila.
Preferí quedarme con el vaso en la mano, buscándote en silencio.

No hice rimas con tu nombre ni sueños de borrador.
Solo me dediqué a pensarte.
Podrías haber estado más acá. Yo haber estado más allá.
Pero los dos estuvimos en la misma hora.
Años más tarde, pero a las 2 de la mañana, juntos.

Mi mano tímida dijo al fin tus iniciales y yo me avergoncé.
No pensé ( de más ) y fue mi mayor triunfo.

Y fue ahí que, mi voz tuvo forma
Mis palabras un destinatario
Mis jueves un protagonista
Y la línea divisoria entre tu iris y tu pupila, brilló verde.

Gracias por tu paz.

martes, 8 de enero de 2013

Obsesión

*Revista Frenesí en ENERO



Por  Marcos Zocaro

Entras a la librería de plaza España poco después de las cinco de la tarde. A esa hora es cuando más clientes hay. Tantos clientes como para pasar desapercibido. Bajo el brazo llevas una carpeta con cierre y vas vestido como estudiante de Ciencias Económicas. Nadie creerá que vas a robar nada. Si pareces un nene de mamá, un chetito.
Cruzas la colorida sección de Infantiles de la entrada y desembocas en la librería en sí: sabes que es gigante, pero en este momento no es más grande que una cabina telefónica. Al menos hay bastante gente.
Para que ninguno de los empleados te salga al cruce con su ridícula sonrisa y su nombre estampado en el pecho, te pones a mirar los libros que duermen en la mesa de novedades. Al principio haces que miras  pero a los pocos segundos te olvidas para qué viniste y empezas a ver libro por libro, los levantas de a uno y lees los comentarios de la contratapa, los abrís y lees la información sobre el autor que figura en las solapas, pensando que algún día vos podes estar ahí, y, antes de apoyarlos nuevamente sobre la mesa, contemplas sus portadas como si estuvieras ante un Picasso o un Dalí. Los libros son maravillosos. Hermosos.
Pasan como diez minutos y recordas para qué viniste. Muy calmo, procurando no levantar sospechas, das unos pasos hacia la derecha y un giro de ciento ochenta grados. Quedas frente a la estantería de Literatura Argentina. Y lo ves. Ves a tu objetivo. Entre los Cuentos completos de Abelardo Castillo y Rayuela de Cortázar. Allí está. Los nervios que lograste reprimir antes de ingresar a la librería, ahora resurgen y se ensañan con tus extremidades: manos y piernas tiemblan como si las atravesara una corriente eléctrica. Intentando calmarte, dedicas medio minuto a rascarte el mentón y otro medio minuto a acomodar y reacomodar la carpeta debajo de tu axila. Mientras, tus ojos observan furtivamente en derredor, analizando las posiciones de los empleados. Los cinco están lejos y ocupados con lectores que no saben qué leer, así que no serán un problema. La que sí será un problema es la cajera. Está sola y aburrida. Debe hacer un largo rato que nadie compra nada. Encima la tenés a cinco metros. Volvés a posar la mirada en el libro, y una tierna sonrisa te deforma el rostro, y momentáneamente los nervios cesan, para regresar furiosamente un segundo más tarde. Por Dios, las piernas jamás te temblaron tanto. Es que jamás robaste… Podrías sacar la billetera y pagar el libro, pero no, no sería lo mismo. De ninguna manera. Además, ésta será la primera y última vez que lo hagas. Sí, sí, será así.
La cajera sigue sola, y de vez en cuando te mira. Pero no te preocupas  mira a todo el mundo. No te olvides que está aburrida. Está aburrida y es preciosa. No puede ser más linda. Tiene una mirada penetrante, una boca carnosa y un cuerpito frágil y curvilíneo. Pero hoy no viniste a conquistar mujeres. No. Tu objetivo son aquellas quinientas páginas encuadernadas en rústica.
Tanteas la carpeta debajo del brazo y te cercioras de que tenga el cierre abierto. Lo tiene. Justo en ese momento, en la otra punta del local, uno de los empleados logra que un hombre se decida a llevar un libro de autoayuda. Contento, creyendo que después de acabar con el libro su vida será la de un ganador, el hombre se dirige hacia la caja. Y por suerte el empleado que lo atendió es capturado por otro desorientado lector. Es ahora o nunca. Cuando el hombre llegue a la caja, nadie te mirará. Los nervios son voraces y crees que vas a vomitar. El hombre está cada vez más cerca. Te preparasFijas la mirada en el libro, en tu libro, y de refilón ves hacia la caja. La mano te tiembla. Agarras el libro. Simulas verlo. El hombre llega a la caja. Una punzada en el estómago te parte al medio. Y en un mismo movimiento echas una mirada a tu alrededor y escondes el libro dentro de la carpeta. Listo. Disimuladamente ves que no sobresalga nada de la carpeta y con el brazo la apretas bien fuerte contra tus costillas. Después, como si nada, saludas a la cajera y abandonas la librería, con la certeza de que pronto volverás.

lunes, 7 de enero de 2013

Pensamientos


                                                           
*Revista Frenesí en ENERO



 Por Jonas F. Mercado (2011)


Me acordé de las palabras que te escribí (¡Cuántas por favor!). Ahora me percato de su anarquía liberada, la que le dice que no tiene dueños.
Porque esa es la verdad, no nos pertenecen ya.(Exacto)
Se fueron con el aire; viajaron entre tu boca (¿Cuántas veces las leíste en voz alta?) y mi mano; comieron nuestras entrañas y como si nada las escupimos; se mezclaron con el agua para evaporarse formando nubes; otras jugaron a levantarnos la cara (Podrían ser lágrimas también) para poder mirar al sol, y hasta siento que este tiempo sin vos me hace creer que hay algo mejor…(Sé que miento)                                                           Tanto te busqué, tanto te amé, muchas cosas tomé y otras arrebaté, con esas que también creé (Muchas). Todas para poder escribirte hoy, diría que te amo tanto que ya no quiero nada más de vos (¡Deja de mentir!). Podría llegar a decir que no necesito de tu perfume (Wooouuu) para seguir y mucho menos tú aliento (Sabor de mis días), podría llegar a decir mil cosas más pero sé que nada de eso es verdad. Solo sé que quisiera reconquistar el tiempo con vos. (Ojalá así pudiera)

                                                                                                           
                              
                                                                    

domingo, 6 de enero de 2013

Coexistir y aplaudir la diversidad

*Revista Frenesí en ENERO


Por Pablo Corradini


Considerando y habiendo analizado las recientes declaraciones del Papa Benedicto XVI, en relación a temáticas diversas como la eutanasia, el aborto y la homosexualidad, entre otras; resulta necesario extender todo mi respeto a dichas declaraciones. Respetándolas sin lugar a dudas conociendo el lugar desde donde surgen, sin acordar en lo más mínimo con el mensaje emitido pero reconociendo en el otro la libertad por hacer estas declaraciones. Este respeto lamentablemente no es un atributo que se observe comúnmente en el Vaticano, el simple y valioso respeto por aquel que piensa distinto. Se observa esta intolerancia por ejemplo cuando desde la Santa Sede se establece que estas actividades (haciendo referencia al aborto, eutanasia, homosexualidad, etc.) amenazan la paz mundial y ponen en peligro el espíritu mismo de la familia tradicional.

Surgen de estos dichos muchos puntos de análisis, en primer lugar cabe preguntarse de que manera una actividad privada entre dos individuos (ya sea un médico que administra la eutanasia o aborto, o la unión civil homosexual) puede poner en jaque la paz mundial. Se trata de una declaración con tintes sensacionalistas, que al utilizar términos masivos intenta sembrar miedo y duda sobre la población. Una población que en su gran mayoría pretende siempre la paz mundial, pero que debe darse cuenta que estos hechos enumerados por Ratzinger no representan amenaza alguna. Por otro lado, la familia tradicional no existe, al menos no como una única expresión del concepto. No es lo mismo una familia de ciertos países del mundo árabe donde se permite la poligamia, así como tampoco lo son los grupos familiares de ciertas zonas del África donde el concepto no está ligado a la relación sanguínea. Pero sin embargo, en su contexto estas familias son tradicionales, porque justamente existen infinitas tradiciones que parecen ser despreciadas por el vaticano en pos de un único valor de familia Mamá, Papá e hijos (¡todos planeados, nada de profilácticos pinchados que eso no se puede!).

¿Qué conclusiones surgen entonces de esta primer mirada sobre el asunto? En primer lugar, repito, se respeta la opinión de la Santa Sede, pero no se comparte, y es justamente allí donde se genera el punto de inflexión. No tenemos que coincidir, ni compartir las opiniones con toda la sociedad, de la misma manera que no debemos, o deberíamos, reglamentar en base a nuestras opiniones y creencias personales al resto de la sociedad. Es cierto que vivimos en un país “Católico” que a su vez posee altísimas tazas de divorcio, prostitución, hijos fuera del matrimonio, abortos clandestinos y decenas de otras grandes aberraciones de acuerdo a la Iglesia. Todo lo enumerado no está siendo condenado ni mucho menos, simplemente se busca demostrar que no todos los integrantes de una sociedad tienen los mismos valores.  Y es por eso que las normas que rigen a una sociedad no deben estar sujetas a un credo en particular, independientemente de cual sea este.

Supongamos por un momento que nuestra sociedad estuviese mayormente compuesta por testigos de Jehová, ¿se deberían prohibir entonces las donaciones de órganos? Y si fuera una nación de mayoría mormona, ¿deberíamos peregrinar a Norte América, donde según las escrituras reaparició Jesucristo? Siguiendo con hipotéticos, pensemos nomás en la reducción productiva de no trabajar el sábado de acuerdo al sionismo, o apedrear a las mujeres infieles como parece dictar el Corán. Todos estos casos que resultan irreales y meras fantasías desde nuestro punto de vista, nos demuestran que es necesaria una cierta separación entre la Iglesia y el Estado. Quizás no una separación total, pero fundado en el respeto y la tolerancia, una separación de ideologías. Mientras el estado debe cuidar siempre la igualdad de condiciones para todos los habitantes, cada Religión se encuentra con un grupo parcial a quien conducir, aconsejar e influenciar. No son más que sus acólitos quienes deben vivir bajo las enseñanzas y dictámenes de sus respectivos líderes espirituales. Lo cual en la práctica no parece suceder de una manera estricta.

Es entonces en parte responsabilidad de aquellos en el poder, de aquellos que tienen en sus manos la conducción del país, generar esta distinción entre las leyes que unen una nación y aquellos preceptos que imparte cada religión, sin importar su aparente poderío. Un punto que presenta siempre dificultades en el análisis es la carga religiosa propia de cada gobernante y como esta debe mantenerse “a un costado” a la hora de tomar decisiones para el pueblo. Como ejemplo es interesante mencionar el caso norteamericano de la investigación de células madre. Durante la administración de Bush Jr. (de religión Metodista) los fondos a dichas investigaciones fueron reducidos significativamente en concordancia con lo que establece la Iglesia Metodista Unida. La cual cabe aclarar se encuentra opuesta totalmente a la Guerra (esa parte parece no haberla leído Jr.) A menos de un año de iniciar su primer mandato Barack Obama (de religión Cristiana) levanta estas restricciones, sin considerar la total oposición que plantea su propia religión a este tipo de investigaciones. Demostrando de esta manera, que puede existir un plano personal de creencias y uno secular donde se busca siempre la igualdad de derechos y oportunidades.

Finalizando, escribo este texto sin animosidad alguna hacia las religiones mencionadas, no es mi intención despreciar a un individuo en base a sus creencias y espero lo mismo de aquel con quien discuto. Nuestra necesidad como sociedad es muy simple, es aprender a coexistir, a observar nuestras diferencias y fortalecernos en base a ellas, encontrar espacios en común y construir en cada momento un mundo mejor, más digno y justo. Y recordando que no solo las acciones físicas deben ser consideradas agresiones hacia el prójimo, la simple discriminación, el considerar inferior o “enfermo” al otro es un acto de agresión.

Quiero aprovechar este, uno de mis primeros escritos, para agradecerle a Vicky Briccola sus lecturas previas y comentarios, así como su elección de título para el presente texto, ya que es algo que todavía no me resulta fácil.

Revista Frenesí en ENERO

ENERO en la ciudad
El verano, las vacaciones (o no), el calor (in)soportable
¡Nosotrxs queremos seguir escribiendo!

Queremos contar qué anda pasando en este 2013 que recién abrió sus ojos.
¿Nos vas acompañar?
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En ENERO, Revista Frenesí se traslada al mundo digital.

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Las palabras nos desbordan, hay muchos mundos más por relatar.




sábado, 29 de diciembre de 2012

Bajo este cielo, somos uno

[Revista Frenesí de DICIEMBRE]

Crónica
Victoria Briccola

Revista Frenesí asistió a la XXI Marcha del Orgullo LGBTIQ en Capital Federal, el pasado 10 de noviembre. El resplandor de la diversidad sexual en Argentina.


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10 de noviembre. Capital Federal y un cielo de colores. Era sábado y había amanecido un tanto nublado. El sol estaba tímido pero se notaba, por ciertos momentos, sus ganas de estar presente aquel día.
En la ciudad parecía ser un día común y corriente. Las cosas estaban en el lugar que siempre estaban. Los edificios, las caras de las personas, el viento. Todo y cada pequeño mundo.
Pero cerca de las 15.00, en Plaza de Mayo, se empezaba a sentir otra energía, otro espíritu. Se empezaron a agitar otras banderas. Y apareció la alegría genuina, los colores puros y brillantes. Eran ellxs. Éramos nosotrxs. Éramos todxs.
De la mano de Revista Frenesí, asistí a la XXI Marcha del Orgullo LGBTIQ (lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersex, queer) y fuimos, así, parte del festejo.
Frente a la Casa Rosada se desplegó su respectiva antesala, la Feria de los colores y las miradas alegres (Yo me animé a bautizarla así). La misma estaba repleta de distintas producciones que cargaban con la bandera del arcoiris en primer plano: remeras, banderas, accesorios, y otros elementos afines, como libros, agendas y más.
El buen humor y la música bien fuerte fueron los protagonistas del lugar. Se notaba a simple vista que la gente se estaba divirtiendo, que estaban felices de estar donde estaban. Sus cuerpos bailaban desde donde se encontraran: en alguna de las camionetas, debajo de estas, más allá, en la otra punta. La Marcha del Orgullo comenzaba a ganar su propio ritmo y era sumamente contagioso.
El lema de este año fue “Educación en la diversidad para crecer en igualdad” y de esta manera se reclamaba al Estado nacional que intensifique su compromiso con la educación inclusiva para hacer de la escuela un espacio plural que incorpore la diversidad en su agenda cotidiana. En líneas generales, se buscaba que se ponga en vigencia la Ley de Educación Sexual Integral, que fue sancionada en el 2006 y que aún no logra implementarse en la mayoría de las escuelas provinciales y de la Ciudad de Buenos Aires.
Alrededor de las 19.00 las enormes camionetas, convertidas en discotecas, comenzaron a avanzar hacía la Plaza de los Dos Congresos, al ritmo de la cumbia o de la música electrónica. Delante de ellos, iban caminando varias parejas del mismo sexo, familias co-maternales, con sus hijxs en brazos o en cochecitos, para realzar la consigna de este año. La XXI Marcha del Orgullo LGBTIQ estaba en movimiento.
En las caras de cada uno de los presentes, en sus bailes, en sus vestimentas, en las banderas que agitaban de mil formas, en las formas de abrazar, en las caricias al mirar, todo era sinónimo de libertad, de orgullo y de felicidad por su ser. Todxs, tanto homosexuales como heterosexuales, todos los que asistieron a la Marcha buscaban dejar atrás pedagogía del insulto, de la discriminación, las cargadas y el bullying, no solo en el ámbito educativo sino en todos los rincones de la sociedad.
La marcha había terminado. Una vez presente frente al Congreso, comenzó el discurso general conducido por Gustavo Pecoraro, escritor, periodista y activista gay; por Vida Morant, psicodramatista, actriz y dramaturga y por Andrea Majul, periodista, locutora e integrante de la organización 100% Diversidad y Derechos. Hubo aplausos y abucheos a distintos personajes del ambiente político y cultural del país. Más tarde, Leo García, Celeste Carballo, Lía Crucet y las Kumbia Queers regalaron su música al cierre de la noche.
Este año, hubo una gran concurrencia de distintas agrupaciones políticas (La Cámpora, el Movimiento Evita, Kolina, los Putos Peronistas, la Juventud Radical, el MST y el Partido Socialista) y numerosos activistas que dejaban ver sus diferentes banderas y cánticos. Sin embargo, todxs tenían plasmados en sus caras y en su emoción la misma bandera. Todxs supieron cómo festejar, reclamar y defender una misma bandera, los mismos colores.
La alegría por tener en su haber, por ejemplo, la ley de identidad de género y el decreto del reconocimiento igualitario eran puntos en común en todxs. Eran logros alcanzados por todxs en este 2012. Porque al hacer mención de estas conquistas, se estaba llegando a la historia de cada unx, a la verdad que cada unx de ellxs cargan.
En aquellas últimas horas de la noche, sus ojos revivieron como una pequeña película todos esos sueños cumplidos. Sueños que bien eran propios o de un amigo/hermano/hijo que estaban acompañando. La felicidad era compartida, era igualmente genuina.
Porque si nos detenemos dos segundos, podríamos ver que somos todxs diferentes, por más que en tu grupo de amigxs sean todos heterosexuales, son todxs distintxs y esas diferencias, de cualquier índole, son las que nos enriquecen como grupo, como colectivo y son las que nos ayudan a ser más tolerantes, más comprensivos, y respetuosos. El que sea gay, lesbiana, bisexual, trans, es una elección de cómo amar, de cómo ser, pero no lo limita a nada ni lo hace inferior a nadie. Creo que si nosotrxs nos encerramos, discriminamos, no escuchamos e ignoramos estamos siendo nosotrxs, menos que nadie.

Así fue que, gracias a Revista Frenesí, finalmente en noviembre del 2012 pude tener la excusa perfecta para caminar por las calles porteñas y conocer la Marcha más especial, colorida y entretenida de la ciudad y del territorio argentino en general.

viernes, 28 de diciembre de 2012

El diamante borgeano

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[Revista Frenesí de DICIEMBRE]

Cuento
Giesolauro Florencia

Era un congreso irónico de escritores famosos e histéricos para lograr conocer al rey de reyes, al señor, al incomprensible Borges. Usted se me acercó y, me preguntó a cerca de un tal Tom Castro o de un Rosendo Juárez, vilmente titubeé dando con dilatadas carcajadas que se llevaron todo mi aliento. Sí, lo recuerdo perfectamente, estábamos reunidos en Calgary, Canadá un primero de Febrero de 1921. Esa misma noche después de mi vergonzoso episodio he planeado crear mi propia vendetta para dar con su muerte. En la mañana del primero de agosto, Borges viajó en busca de un premio a Dessau, Alemania. Allí habló con psicólogos y describió libros infames. La conferencia había sido un éxito. Esa mismísima noche empaqué un papel de calco, un lápiz de un trazo fino, un espejo, una escuadra y un mapa. Me dirigí hacia las Islas Malvinas para dar con el comandante Eride quien me ayudaría a trazar un triángulo equilátero cuyo interior tuviera la delgada y ramificada figura de un diamante. El treinta y uno de agosto escribí un telegrama dirigido al mismísimo señor, firmando astutamente con el nombre de Foster E. Morgan, quien estaba de visita en West Falkland. En ese telúrico mensaje, decía brevemente que se lo esperaba ansiosamente en la ciudad de la Gran Malvinas donde recibiría una fiesta en condecoración a sus grandes descubrimientos en el ámbito de
los terrenos cuánticos. El ocho de septiembre, partió de Dessau para embarcar en España. Tomó fielmente el primer catamarán que iba rumbo al claroscuro islote.
La talla de un diamante que se halló en la gema se reflejó hacia afuera concentrada en esos destellos brillantes tan especiales. El destello de la muerte. Las olas quebrantaban el océano y el cielo endulzado de venganza se volvía oscuro y tenebroso. Centenares de estrellas cayeron del cielo; murciélagos cegados se aplastaban en las ventanillas del potente barco. Esa noche Borges soñó, esa noche taciturnos minotauros acariciaron su blancuzco rostro. Un ejército de gárgolas aplaudía en el cementerio al gran monstruo durmiente. En su mente aborrecía el desencanto de pasadizos secretos, de miradas altaneras y de un cielo grisáceo de un matiz tormentoso. Relámpagos, centellas, y luciérnagas fantasmales se estrellaban en los párpados del hombre. El barco se movía en forma de balanza cuyo peso había sido des configurado. Inmerso en un sueño profundo dirigió el encantado buque rumbo a un intrincado camino oceánico. Acalorado el hombre saltó de la cama. Una enredadera neurótica de pesadillas se entrelazaba en el fugitivo y espléndido cráneo borgeano. Meticulosos micro túbulos de un hipotético deja vù, manipulado por líneas convergentes de senderos que se bifurcaban en su sádica mente. La indigna travesía se acurrucaba en mis traicioneras y ásperas manos, en el perfecto delineado atemporal de un tajante destino que sólo retasaría el impune viaje. La base naval recibió discontinuos telegramas con eufóricos mensajes, en los que sospechosos acantilados habrían despistado al capitán.
La noche siguiente el hombre soñó, un fauno lo sujetaba de sus piernas tendiéndolo boca abajo y sacudiéndolo. Borges se despertó, ésta vez aturdido; agonizó hasta llegar a Malvinas. Horas más tarde el corpulento barco arribó en el puerto. Juno Eride, un cercano amigo ayudó, guió al confuso esquizofrénico hombre, lo condujo por un sendero de rojas espinas hiladas en hiedras vertiginosas hasta dar con una ínfima puerta labrada con ornamentos de ocre y bronce. El hombre la abrió y un espeluznante jardín se desbordaba por sus ojos, volteó y se encontró eternamente solo. Una ligera música sonaba mientras que una atrevida brisa de un sol opaco comenzaba a tejer cierta engañosa telaraña. Oía exageradas risas, retorcidos ruidos, se abalanzó en busca de un nuevo reconocimiento, de un banquete con deliciosos corderos con manzanas moradas. El hombre emprendió camino, el hombre enfermizo de dar con el mismo pasaje dos veces agonizó. La fiebre trepó por sus venas causando un frío húmedo que lo descompensó. Notó que había sido atrapado, engañado, notó al minotauro en un rincón y al fauno silbando junto a él. El hombre desesperado corría, recordó doblar a la izquierda para dar con la salida del laberinto. Al remiendo remolón de su andar, lo vi parado frente a mí con un aire de moribundo convaleciente. Me miró, y su memoria se suprimió al reconocerme; cayó firmemente rendido sobre sus rodillas.
Cada misterio empañado por metáforas fantasmagóricas, cada farsa ideológica de ser inmortal en un mundo ilógico e ilícito, todo conlleva a un final premeditado, a un salto cuántico, imprevisto quizás. Cenagoso escurridizo asesino de ficciones, hoy he logrado cubrirte bajo las tinieblas de un laberinto con forma de diamante. Cargué mi báculo y gatillé. Allí yacía un tal Borges, un héroe de infames, un concienzudo asesino que apaciguó el sueño eterno tras padecer en un laberinto de sueños, direcciones, líneas a punto de desdibujarse y caminos movedizos. Así como cayó desplomado Lönröt, ha caído Borges. A veces vacilo en el fuego, en la apasionada recompensa de un pacto entre llamas y cenizas que se sumergen en un tornasolado sosiego, llevando a cremar un cuerpo insípido e incoloro para dar con el crimen perfecto, para dar con el diamante borgeano.

Cacerolas, madres y jóvenes

[Revista Frenesí de DICIEMBRE]

La historia presente que garantiza el futuro


Política
Por Agrupación Haroldo Conti

En abril de 1977, unas viejas de clase media, que habían paseado por distintas oficinas del Estado sin obtener respuestas, se animaron a convocarse en la Plaza de Mayo a reclamar por sus propios hijos e hijas. El reclamo pacífico era contra la dictadura más cruel que tuvo la historia del país, que le respondía con silencio y desapariciones. Esas viejas poco a poco se conformaron como las Madres de Plaza de Mayo e hicieron de esa plaza su casa jamás elegida. A partir de ahí, las Madres convocaron en la Plaza al pueblo para fortalecer la democracia con memoria, verdad y justicia. Más de 30 años después, el país se debate la posibilidad de que los mayores de 16 años puedan ser parte de la institucionalidad democrática con la opción del voto y en esa misma Plaza, en paralelo, se habla de dictadura.
Seamos capaces de tomar dimensión de la desesperación que las Madres sentían entonces, cuando tenían que salir a la calle a reclamar ni más ni menos que por la vida de sus hijos, sin saber muchas de ellas que esa desaparición que sufrían en carne propia era una política de Estado dirigida por las Fuerzas Armadas, que se adentraron en la Casa Rosada sin voto de nadie y se fueron con 30 mil desaparecidos. Eso fue una dictadura. Y desde esa dictadura se apuntó contra los jóvenes: más del 43 por ciento de los desaparecidos, tenían entre 16 y 25 años (CONADEP).
En la historia de la política los jóvenes fueron el motor de los cambios, los logrados y los truncados, fueron la primera línea de la avanzada y de la resistencia. Por eso la dictadura fue contra ellos. Después, los jóvenes tuvieron que resistir: contra los avances neoliberales sobre el Estado y los trabajadores, contra la Ley de Federal de Educación y la Ley Educación Superior, que los afectaban directamente como universitarios o secundarios. El estallido de la crisis en 2001 también los encontró unidos y organizados, resistiendo, saliendo a las calles: Darío Santillán tenía 21 años, Maximiliano Kosteki casi 23. En la Plaza de las Madres se gritaba “que se vayan todos”, todos aquellos que afianzaron el mercado como gobierno y la represión como garante.
En la primera década del siglo, toda esa experiencia acumulada pos-dictadura siguió en las calles, asumiendo un debate que se dio en casi todas las organizaciones sociales: dejar de tener una lógica de resistencia para pasar a una ofensiva, a la construcción de un sistema social justo, libre y soberano.

A partir de políticas surgidas como respuesta a los reclamos traídos del proceso social de los ’90, a partir también de volver a darle vida a la estructura estatal como única forma de contención social y de limitación al mercado, los jóvenes nos hicimos cargo -y nos hacemos cargo- de esas discusiones como propias, y nos convertimos en uno de los protagonistas en la participación política, agrietando el discurso social-mediático que todavía nos ignora, nos margina, nos subestima y nos estigmatiza. Las Madres de Plaza de Mayo, agradecieron en más de una oportunidad el abrazo que siempre les damos y la posibilidad de haber vuelto a tener hijos e hijas.
Lo hemos dicho en alguna oportunidad: la democracia no empieza ni termina en el voto. La participación política -el lugar donde se discute y se realiza la transformación de la realidad- no la determina la posibilidad de votar. Los jóvenes, participan. No obstante, garantizar la posibilidad de voto amplía los derechos de esa

juventud comprometida políticamente, que es la que en el corto plazo renovará las estructuras políticas y económicas que ordenan la sociedad y le garantizan su bienestar. La respuesta a ellos durante la dictadura, fue desaparecerlos. Que hoy debatamos la posibilidad de incluirlos en la instancia de decisión social de gobierno, es fruto de una maduración social y de un proceso político nacional y latinoamericano que se sostiene en la memoria, en la justicia, en el trabajo, en lo popular, y que encuentra en los jóvenes el actor más dinámico de la historia presente que garantiza el futuro.
Eso, de ninguna manera puede ser tildado de “dictadura” desde la misma Plaza que se bombardeó, se reprimió, se desapareció. Ni las Madres, en una dictadura de verdad, pidieron la muerte de los presidentes que no habían sido elegidos por nadie. Las cacerolas se golpeaban cuando estaban vacías y no reclamando comprar en dólares. Libertad de expresión pidió Rodolfo Walsh cuando publicó una Carta que los militares tardaron un día en leerla y desaparecerlo. La inseguridad es la bandera que retoman, también, para bastardear, cuando siquiera les preocupa la existencia de la desigualdad. Y los jóvenes somos objetos cooptados para la formación de batallones dirigidos.
Pero las Madres hoy apoyan porque volvieron a creer en el Estado, que desde el 2003 en adelante les dio respuesta. Y los jóvenes están en las calles, con la política agarrada bien fuerte de las manos. La participación, es un hecho. Las calles, los barrios, las aulas, no volverán a estar en silencio, dirán lo que también quieren los jóvenes, desde las urnas y desde la Plaza que es de las organizaciones, de los jóvenes, de las Madres. Esa Plaza que es nuestra, que la ganamos reclamando lo que desde algunas corporaciones quieren frenar, incluso usando nuestras propias herramientas.


Frenesí agradece la siguiente colaboración de la Agrupación Haroldo Conti Unlp



martes, 27 de noviembre de 2012

Dejavú




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[Revista Frenesí de Noviembre]


Por Jonas F. Mercado

Entre tanto mientras seguía caminando y la lluvia se hacía dueña de mi ropa, el barro se hacía cada vez más pegajoso. Aunque buscara las mil y una formas de pisar tierra firme, no lo lograba, solamente mis pies se hundían más y más y por lo tanto el barro los rebalsaba en su totalidad.
            Mientras esa lluvia caía incesantemente (yo resignado y ya sin ganas de luchar en vano por no mojarme) empecé a ver que a lo lejos había algo que parecía un puesto de campo. De esos puestos o casas, como quieran llamarlo, que son reservadas solo para los peones… Viejo desvencijado y bastante corroído por los años, parecía estar sin nadie en su interior, así que apure mi paso para poder resguardarme del diluvio.
            Llegando a unos escasos metros, supongo, realmente confirme que no se encontraba nadie dentro. Aun más, la puerta de entrada estaba semi abierta por tanto me precipite a entrar tan rápido como pude. Como lo había predicho era un puesto de campo, su interior lo confirmaba con un aire cálido y en perfecta paz, con una mesa rectangular de madera en el centro; una vieja cocina blanca sobre el costado izquierdo junto a una mesada rustica con canillas y una pileta; unas cuantas sillas desparramadas por doquier y por supuesto que no podían faltar una pava y un mate sobre la mesa...
            Al seguir mi paso investigatorio y viendo desde otro ángulo el lugar, sobre el umbral de una puerta se encontraba acostado un perro, raza de la calle cruza con corriente. Su mirada tierna y fiel hizo que yo lo nombrara sin saber su nombre, él apaciguado junto a mi voz cedió a ladrarme, confirmándome su bienvenida. Atiné a buscar su cabeza con mi mano, mientras bajaba lentamente podía sentir toda mi ropa mojada pegada al cuerpo, sintiendo el frío del agua que corría por las telas. Tan rápido como pude toque al perro, me levante y me saque la camisa que traía, la colgué sobre una de las sillas que tuve a mano y podía ver como el agua corría por toda su superficie cayendo grandes gotas y chorros de agua al piso. También saque mis zapatos y los deje a un costado, saqué también mi pantalón y lo puse en la misma silla donde había dejado la camisa. 
            Básicamente me encontraba semidesnudo, considerando que no me había quitado la ropa interior, así pues sintiéndome tan cómodo fui a prender la hornalla para poner la pava a calentar y preparar el mate.
         -¿De dónde saco fuego?
            Revise a mi alrededor y encontré un pequeño encendedor azul, lo tome y encendí el fuego. Di media vuelta y enfile para la habitación que estaba contigua a todo esto, encendí la luz con la llave que estaba a mi derecha junto a la puerta y fui hacia el armario. Esquivando la única cama que estaba abrí el armario y saque una camisa blanca con finas líneas verticales celestes  y un pantalón gris, mire hacia más abajo y había unos zapatos negros, los tomé, cerré las puertas del mueble y fui vestirme al pie de la cama. Para bienestar mío había un tallón para secarme, hice todo con calma y me vestí con suma tranquilidad. Ya seco y cambiado podía decir que era bastante lindo volver a estar así, aunque la lluvia trajera sus bendiciones.
            Permaneciendo sentado en la cama con los pies en el suelo y mirando la nada, comencé a escuchar el chillido de la pava calentándose lo cual me hizo levantar para evitar que se hirviera. Cruce el umbral y el perro seguía allí tan cordial con su mirada que seguía mis movimientos con poca atención pero firme en convicción. Llegue hasta la cocina y apague el fuego, en tanto la pava disminuía su sonido con ligeros espasmos.
               -Jajá ¡Que estúpido que fui!
Hice una pausa y retomé.
               -¡Tanta tormenta se acercaba y yo sin un paraguas!
            Me sentía un demente lanzando estas palabras al aire sin que nadie, más que el perro, escuchase mi voz.
Tome la pava, acomode una silla y me senté junto a la mesa. Mientras ponía yerba al mate oía el resonar de las fuertes gotas de lluvia caer sobre el techo de chapa, yo sonrojaba porque seguía pensando que era un estúpido lo que había hecho…
                  -Por hoy fue suficiente, la próxima vez salgo con un paraguas aunque haya sol.
            Cebé el primer mate y lo trague con toda mi hombría, estaba fuerte el asunto.
Mientras mi mano cebaba mate mi mente buscaba reparo en mi soledad, se estaba poniendo oscura la noche para ese entonces entraban las cavilaciones y los hondos recuerdos. Aun así seguí sin detenerme en nada y mirando al perro que divertía mi mirada, buscaba en el algo que me diera una respuesta a una pregunta que todavía no había hecho.
              -Estas tan solo como yo amigo, este es nuestro mundo… ¿Verdad?
            No había pensado en decir eso, pero me encontré con que de pronto mi boca se abrió y salieron esas palabras. El perro que mirándome con atención hizo un movimiento inclinando su cabeza, me hizo pensar que había entendido aquello y que daba su razón a la respuesta, cosa que yo no sabía qué cosa era o no verdad. A la par de su mirada sentí mis ojos llenarse de lagrimas que pude contener, pero que aun así las sentía allí presentes.
             -Alejandro, estas solo para el mate parece.
            Mis oídos se iluminaron y voltee mi cabeza hacia donde escuchaba esa voz, miré hacia la puerta y ahí estaba.
            -Seguí que yo también tomo, dale compartimos unos verdes.
           Era ella, simplemente ella. Había vuelto. Su pelo mojado y vencido por el agua se pegaba a sus hombros y a su cuerpo, su vestido amarillo pálido casi soldado por el agua en la piel y su mirada, la de siempre. Dulce, tierna, intensa y llena de vida.
Yo sin nada que decir solo la hermosa tensión de la boca por la sonrisa que me produjo y mi corazón exaltado, le hice un ademan con la mano izquierda para que se sentara frente a mí.
             -Creo que primero tendré que cambiarme-dijo.
            Calló su voz, se quito la ropa y así desnuda como estaba se fue a la habitación, tardo unos instantes y volvió tan radiante como nunca la había visto. Era como si el ángel que habitaba en su alma se hubiera escapado a tornearla más hermosa de lo que siempre había sido.
             -Qué lindo, estas de nuevo aquí- dije.
            Mis palabras salían desde el corazón, eran una especie de confesión.
Ella me miro con los ojos mas penetrantes y perfectos que pudo moldear. Su boca hizo una ligera mueca antes de emitir palabra y dijo:           
                 -Lo ves, siempre estoy con vos.




jueves, 22 de noviembre de 2012

Comienza la temporada: Caras y contra caras de los eventos de moda


Por  Yardhi
Enviada especial

No sé si será de público conocimiento, pero los que saben de moda, empiezan cada temporada emocionados por una sucesiva de eventos y desfiles (algunos exclusivos y otros, no) que presentan cada temporada. Por supuesto, {RF} tenía que estar presente y nos dimos una recorrida por el submundo de los denominados fashionistas.

Antes que nada, es indispensable explicar algunas cosas para comenzar a interiorizarse en la moda: no, no tiene nada que ver con colores, tipos de tela o esa delgada línea entre lo in y lo ridículo, estoy hablando de quienes manejan este mundillo.

En el mundo, los denominados Fashion Week (o semana de la moda) son eventos que, en menos de una semana, presentan a las principales marcas de moda internacionales con sus colecciones acorde a la estación. Las mismas son las que marcan qué es lo que se va a usar, porque ellos manejan la industria.

 Cada semana de la moda, está auspiciada por marcas de lujo (obviamente, quien puede pagar 14 mil dólares por un vestido y puede comprar una camioneta Mercedes Benz). Estos eventos en el exterior son absolutamente exclusivos (léase, hay que tener invitación de la casa de modas hasta para ir) y comienzan en la ciudad de Nueva York, que es la más moderna porque mezcla tradición con nuevos talentos; continúa en Londres, Milán, que es la encargada de la moda masculina, y finaliza en la tradicional y más exclusiva, París.
Por supuesto, otros lugares del mundo fueron emulando estos fashion weeks y nuestro país, que ama imitar lo extranjero, no se quedó atrás, por lo tanto, también tenemos nuestra semana de la moda. Algo que le podemos destacar a nuestros eventos fashionistas es que no son absolutamente elitistas o exclusivos, en su mayoría: hay para todos los gustos y bolsillos.

Yendo por partes: cada temporada argentina, se inaugura el BAFWeek (Buenos Aires Fashion Week), organizada en La Rural y se divide en dos partes; los desfiles por invitación de la casa de modas y el evento público en el cual hay dos entradas: una general en la que para entrar al desfile hay que hacer una cola larguísima, y una más cara, en la que se puede ver un desfile sentada en tercera fila y codearse con los editores de todas las revistas, famosos, modelos y gente que ni idea quiénes son, pero se sacan fotos con todo el mundo.

Entrar en este evento es una mezcla de glamour popular y una incomodidad tremenda. Es decir, hay gente que tiene una energía increíble y te hace sentir súper exclusiva, pero por otro lado están los elitistas con cara de hambre que pasan por al lado como si no debieras estar ahí. Este tipo de cosas se suceden en todos los eventos de moda (desgraciadamente).

Saltando el hecho anterior, el evento está siempre bastante bien organizado: hay stands de las diferentes marcas que auspician (en el último, debo destacar que había varios que los aspirantes a diseñador agradecieron; una marca de zapatos te permitía diseñar tu propio par, por ejemplo) y un showroom# de marcas que no hacían desfile. Personalmente, debo decir que la mejor parte del evento son los desfiles y las diferentes cosas que te regalan, que van desde aspirinas hasta bebidas energéticas y café de mi marca favorita.

En cuanto a los desfiles, concurrimos al de la marca UMA que presentó una colección en la que reinó el fucsia, los colores shokeantes, pero también los pasteles y los beige, todo muy joven y fresco, con prendas muy cómodas para el calor que nos atormentará en verano, pero con camperas de cuero que todavía no logro saber quién puede llegar a ponerse con 40 grados de enero. Los zapatos que presentaron tenían bastante variedad desde los aparatosos en plateado hasta las chatitas y mocasines. A su vez, otro destacado son los bolsos: playeros, bandolera o de cuero, todo en gamas de azules, rojos y coral.

Lo más sorprendente de las colecciones, en general, fue el rosa: donde se mirara, ahí estaba, después de más o menos tres años sin ser utilizado oficialmente. Todo lo demás no fue ningún descubrimiento: los que seguimos de cerca las tendencias, sabíamos que volvían los desteñidos y los flúo.

En cuanto a los trajes de baño, se podrán observar esta temporada los lunares, el plateado y el dorado, el flúo, los colores pasteles y las rayas tanto verticales como horizontales. Habrá diseños para todos los tipos de cuerpo y gustos. Obviamente, podrán ser acompañados por las tan glamorosas capelinas que puestas en la ciudad quedan ridículas pero en la playa se usan bastante.

La siguiente parada de moda, la hicimos en el BAAM (Buenos Aires Alta Moda), un evento de alta costura al que sólo se accede por invitación. Allí pudimos ver la colección de Christian Lacroix (tienda internacional que marca tendencia), marcada por los rosas muy llamativos, colores nude o crudos, vestidos bellísimos con telas vaporosas y los hombres vestidos de colores pasteles informales, válidos hasta en noches de gala. También se destacó la cantidad de piel que se veía: muchísimo escote y espaldas al aire, siempre con elegancia, algo distintivo de la marca.

La experiencia en este evento no fue tan grata como en el BAF, el hotel en el que se desarrolló el evento no sabía (o no quería, si se me permite sospechar) dar información y quienes organizaban el mismo clasificaban como la gente más elitista y esnob# vista en la Tierra. El desdén y las caras que ponían cuando se les consultaba algo era bastante desagradable. En resumen: el desfile fue una belleza y muy puntual, pero la atención dejó bastante que desear.

Para concluir, es importante siempre sentirse bien: todo lo que uno se ponga, luce mal si uno se siente así o si estás mal predispuesto para los demás; eso es lo que se puede sacar como aprendizaje al ir a este tipo de eventos.

Del N° 2 de octubre

La verdad no existe


Por Caro Leguizamon

Creo que estamos en un mundo donde la verdad no existe. Donde la gente se dice sólo lo que se quiere escuchar. Cuando sos chico te enseñan que mentir está mal y creces mamando a tu mamá diciéndole a tu papá que lo ama, cuando por las noches escuchas que en realidad no.


La gente te dice lo que es mejor para el momento por el que estás pasando, pero ¿está mal eso? Es decir, estas en una relación en la que sos capaz de perdonar la infidelidad, pero tu imagen exterior no te lo permite. La gente te ve como alguien que no puede aceptarlo, entonces rogas porque no te lo diga pero le pedís que sea sincero.


Le revisas el teléfono buscando una verdad que sabes, te va a doler. Entonces ¿para qué la buscas?


La vida es más fácil con la mentira en puerta. La gente vive más feliz mintiéndose. No estamos preparados para vivir en una realidad tan sincera. Pero en todo caso lo que está mal es juzgar, o mejor dicho, no entender que los demás juzgan según su criterio. Según la vida que para ellos esta bien.


Pero lo único que importa en tu vida, es tu criterio. Pero la verdad, decir siempre la verdad hace mal. Terminas siendo mala persona, dejas de ser sincera. Cuando sos frontal y decís lo que pensas, es ahí cuando te catalogan como reacia o agresiva.


Lo primero que te dice la gente es: "A mí me gusta la gente sincera". Y ya te está mintiendo. Si alguien, un amigo, viene y te dice que no tiene ganas de hablar con vos porque le callo como el orto lo que dijiste. Te vas a enojar, te va a herir, te vas a sentir una basura, lo vas a querer mandar a la mierda y vas a decir que es histérico. ¿Qué tan malo puede ser decir lo que uno siente cuando lo siente?


Por supuesto que la próxima respuesta va a ser, no es lo que decís, sino cómo lo decís. Pero, ¿yo se cómo se lo tengo que decir a cada persona que conozco?... ¿Cómo hago para que entienda lo que quiero decir y no malinterprete las palabras, el tono y lo no dicho?...¿Cómo hago para sentir que puedo decirle cualquier cosa a cualquiera que total, va a estar todo bien?


Pero entonces me pregunto, si el otro me dice algo que yo no quería escuchar, como puede ser: "ya no te quiero como antes". Automáticamente voy a tratar de transformar las palabras para que terminen diciendo: "mis amigos me convencieron de que la soltería es mejor, disculpame yo quiero seguir estando con vos, pero los pibes son los pibes". ¿Cómo hace el otro para que yo entienda lo que él me quiso decir y yo no tergiverse las cosas, es decir, adapte a mi experiencia de vida las palabras, el tono y lo no dicho?


Claramente la verdad a veces, no es la mejor respuesta. O por lo menos, la verdad con pocas palabras. Y volvemos a lo mismo, ¿cuándo mentir esta bien?, ¿cuándo decir la verdad esta bien?


¿La sinceridad es una forma de seguir manteniendo adentro mio una forma de poder lastimarme sin darme cuenta?... Yo pido sinceridad, pero ¿a mi misma, me la digo? Trato siempre de tener los pies sobre la tierra, trato siempre de palpar la vida misma, indagándome a mi misma sobre la vida.


Actúo de forma inadecuada según la gente que miente y dice querer la verdad. Pero ¿quién soy yo para andar tirando verdades en las narices de alguien?... Si la gente no la quiere escuchar, ¿para qué lastimar a la gente con mi naturaleza bruta?


Es absolutamente verdad, que me miento cada vez que me duele. Es real que me digo que todo va a estar bien cuando se que falta para que eso pase, porque no me creo. Porque se que me estoy mintiendo para poder sonreír. Entonces si te mentís, eso... ¿está bien o está mal?. En fin estoy haciendo lo mismo que el resto nada más que sólo me miento a mi misma, para creer que estoy rodeada de gente que miente y no quiere escuchar la verdad, cuando sólo yo soy la que se miente y no soporta a aquella gente que no lo hace. Que puede vivir su realidad.


Pero ¿es verdad eso u otra vez, otra vez me estoy mintiendo? ¿Estoy creando una duda sobre mi misma para estar un poco más conforme con el mundo en el que me toca vivir? ¿De verdad estoy manipulando las palabras de los demás a favor de mi beneficio emocional o simplemente estoy siendo más cruel conmigo misma?


Entonces, no sé si quiero escuchar la verdad de los demás. Entonces, no sé si en ese momento quise escuchar de tu boca: "no siento las mimas ganas de estar con vos como antes". En ese momento, sólo buscaba un abrazo y que te cayes y que me mientas. Y que me digas que estabas confundido porque tus amigos te estaban dibujando la realidad, pero que simplemente me querías con vos.


Aunque no creo que hoy te quiera al lado mio.


Exijo las cosas de frente, sólo eso pido, para poder explicar cual era en realidad mi objetivo con esas palabras, poder disculparme y tener otra oportunidad para no lastimar. Que en fin es eso lo que busco cuando digo la verdad.


"La verdad duele menos que la mentira"...


Esa frase, eso me lo dijeron una vez, sólo una vez basto para que yo no quiera volver a mentir. Me puedo dar el lujo de jactarme de manipuladora de la verdad cuando era aún más joven e inexperta, sé que lo sigo siendo, y es por eso que no sé si lo que hago está bien o está mal. Decir la verdad cuesta caro, es un juego del que cuesta salir. Ser falsa como todo el mundo, hipócrita, eso no cuesta, pero en tus valores interiores es ahí donde te espera la factura. Es ahí cuando el dolor se incrementa porque te vas viendo cada vez un poco más sola. Cuando entendes que a la gente no le gusta la verdad porque vive bien en su mundo de fantasía.


Estuve mucho tiempo creyendo en la gente, y siempre dudando. Hoy no dudo. Hoy sólo escucho lo que me dicen y espero sinceridad. Espero eso que doy. Espero que la verdad duela menos que la mentira. 



Del N° 2 de octubre

Ser un gamer


Por  Zeky Gimenez


raveyhips.blogspot.com.ar


Cada vez más personas utilizan los videogames para pasar el rato. Durante muchos años, los gamers fueron criticados. Hoy vienen incluidos hasta en los celulares. 

    Gamer. Alguna vez te criticaron, te llamaron antisocial o que no tenías vida. Te gustan los videojuegos o videogames.  Desde chiquito te criaste con Mario Bros. Al poco tiempo conociste el Winning Eleven. De grande conociste el League of Legends. 

    Les rogaste a tus viejos. Pasaste tardes y noches enteras en lo de un amigo. Juntaste moneda por moneda, el dinero para poder comprarte esa consola que tantos años te ayudaron a pasar el tiempo. Te encerraste en el cyber a pesar del calor, el olor, el dolor de cabeza. Siempre dijiste presente. Vos sabés quién es. Lo reconoces. Aunque por ahí te equivoques.

    Dentro del mundo gamer existen diferentes tipos de jugadores que se distinguen según las preferencias de acuerdo a las consolas o plataformas. Hay quienes eligen la Play Station (PS), X-Box o la computadora, entre otras.

    “La computadora es de donde parte el diseño de las consolas, del software en general”, relató Gonzalo, confirmando su preferencia. 

    Dentro de ellos, se destacan quienes se autodenominan “pros”. Son los “snobs” de los games. Insultan y critican a los nuevos (“noobs” o novatos) y a los usuarios casuales.
   
 La ciudad de La Plata no es un caso aislado en relación al universo de los videojuegos. La llegada de internet, primero a los cyber cafés y luego a los hogares en forma masiva, permitió la apertura e inserción de aquellos que criticaban a los usuarios diarios.

    Hoy en día, existen convenciones y eventos de participación para aquellos amantes de las consolas. Tal es el caso de la C.G.C Connection que se realizó el mes pasado en la ciudad, donde coincidieron cientos de personas, entre ellas curiosos que querían experimentar en carne propia el ambiente.
   
 Un gamer platense, reconocido como tal, expresó que los videogames “son un escape a la realidad, como cualquier adicción”. 
  
  Más allá, o quizá menos allá de eso, significan una forma de divertirse, de pasar el rato, de interactuar con otros usuarios. Jugando con alguien al lado o a través de internet es una manera de relacionarse.
    
José, amante de los juegos para computadora, dijo que “eso es una generalización. Siempre hay excepciones”.

   Lucía, estudiante de Psicología de la UNLP, evidenció que “depende de la personalidad del gamer, de su introversión o extroversión. Muchos juegos realizan encuentros masivos de gamers donde se conocen, comparten fiestas, hacen torneos. Socializan”.
  
  Por más que los gamers sean criticados, todos alguna vez hemos jugado a algún videogame. Hoy en día hasta los celulares vienen con juegos incorporados. 

    Empezando por la vieja Nintendo o el Family Game (Contra, Mario Bros); después con la plataforma Sega (Mortal Kombat, Sonic); o la computadora (Carmen, Age of Empires, World of Warcraft). Porque nos enfurecimos cuando nos trabamos en algún nivel o perdemos vidas. 

Porque invertimos dinero en ellos pero no nos defraudaron nunca. Porque nos hicieron compañía. Por todo eso. Salud, gamers.  


Del N° 2 de octubre

Redefiniendo Roles (O Que Nos Dejo la Conferencia de Cristina en Harvard)




Por Anselmo Valdez




Escucho a varios estudiantes de comunicación despotricar por los dos lados, a favor y en contra. Los oficialistas ningunean: "Esas fueron las preguntas de los estudiantes de la prestigiosa universidad de Harvard? Esa es la prestigiosa formación  Cristina les cerro el pico a todos con sus respuestas." Desde el otro lado no faltan quienes se amargan diciendo "Que manera de esquivar las preguntas!"


Confieso no haber visto la conferencia entera, y no viene al caso si me parece que fue esquiva o no. Es la cuestión teórica de fondo que me intriga.

Un compañero/colega me dijo una vez "que la política comunicativa del gobierno lamentablemente es gracias al media coaching". Por ese medio periodistas enseñan a políticos a abordar situaciones polémicas y poder salir airosos. Así esquivan preguntas haciendo puentes con cuestiones que pueden tratar y demás.  Eventualmente eso llevo directamente al silencio de las preguntas por parte del político al periodista (y en cierta medida una eventual falta de insistencia del ultimo). Y desde esta doctrina del atril se dejo de lado al intermediario.

Mis ideales me llevan a pensar que con las redes sociales la idea es fantástica. Que el pueblo tenga un acceso sin intermediarios y que interprete lo que quiera de lo que el gobierno publica. Pero la cuestión peligrosa del asunto es "¿que se publica?" y su obvia contra parte "¿que NO se publica y DEBERÍA publicarse?" Y ante un pais cuya política educativa fue ignorada por izquierda y derecha ayer y hoy, con su correlato concreto en el día a dia, "¿QUE interpreta la gente?"

La política comunicativa del gobierno redefinió el rol del periodismo pareciera. ¿Nos relegará al rol de simples comentadores sentados en las tribunas populares de cada lado de la cancha en este partido que es el dia a dia? Y si ese es el rol que ha de tener el periodismo moderno, cual va a ser su respuesta?



Nota perteneciente al N° 2 de octubre