Mas allá de mi escepticismo y el incontrolable impulso de tener que cuestionar todo (y todo es TODO), en todo momento y a toda hora (por qué, por qué y por qué), hay cosas tomadas ya como hechos. "Es así y punto", es lo que te dicen cuando intentás poner en duda tal tema o hecho. Quizás por el afán de molestar es que sigo interrogando (siempre que tenga argumento, obviamente) hasta llegar al punto máximo del nerviosismo ajeno mientras me río por dentro. No es tan difícil defender un punto, sólo hay que estar seguro de lo que estás defendiendo.
Uno de los casos más comunes donde suelen generarse estos debates es cuando se toca el tema religión y otras cuestiones similares. De por sí, la Biblia parece un libro de fumados (ojo, sin faltarle el respeto a nadie, por más contradictorio que parezca) y te están hablando de que perdimos el paraíso por una manzana, te dan a entender que en aquella época eran todos unos ignorantes ilusos mediocres (no cambiamos mucho, eso es verdad), que fueron capaces de condenar a nuestro propio salvador, entre muchos otros delirios que cuando intentás cuestionar te responden con un "es cuestión de fe". Estoy de acuerdo en eso de que si vemos, creemos; y es un desafío creer sin ver, pero no nos pasemos...
Hoy en día contamos con la iglesia universal (y algunas otras más) que jura y re contra jura que te van a sanar de cualquier mal que tengas (incluso si éste es financiero, van a sacarte lo poco que tenés así no tenés que seguir con miedo a perderlo) y te van a convencer de que tenés demonios adentro, mas ellos solos son capaces de expulsarlos de tu cuerpo. Es todavía más interesante porque logran que un grupo (no tan reducido como yo creía) se trague el verso y vaya cada noche a ¿"invertir"? su tiempo ahí.
La Iglesia Católica hace algo parecido pero a su manera y de un modo no tan... explícito, por así decirlo. Ellos te pasan la canastita y es a voluntad la colaboración, pero juegan con el miedo. Después de estar escuchando decir, durante una hora (quizás más), que si no sangras hasta la última gota por amor a tu salvador, claramente, te vas a ir al infierno y vas a pasar no sé cuántos tormentos por el resto de la eternidad, pensás que un par de billetes no son nada comparados con todo lo que te espera si no dejás ni un mísero centavo. Aflojás y bueno, terminan saliéndose con la suya. No digo que la plata esa no sea destinada para lo que dicen que la van a usar, pero es un poco egoísta de su parte.
Algo similar es lo que pasó con la polémica "Pasión de Cristo" (no es por nada pero Mel Gibson hace películas más sangrientas que Tarantino, peor aún es que se las toma en serio: ya da miedo el tipo). La historia la conocemos todos y, cuando se vio reflejada en esa película, se escandalizaron todas las religiones habidas y por haber. Incluso, los católicos se horrorizaron hablando de lo "explícita que era" pero cuando la cabeza de la Iglesia, que en aquel entonces creo era Juan Pablo II (corríjanme si me equivoco), aceptó el film, se tranquilizaron unos y se alarmaron otros.
Quedó todo en nada, la movie se exhibió igual y no se paraba de hablar de ello. Una vez más, prueba del egoísmo católico, si el Papa la acepta, la tenemos que aceptar todos. ¡NO! (Apoyo la libertad de expresión: la película tenía derecho a salir a la luz pero no por su decisión). Por otra parte, también está la realidad única e irrefutable de que aquel hombre murió por nosotros y tenemos que hacerlo parte de nuestras vidas; ahí mismo en la movie te muestran qué te va a pasar si no lo creés así.
Tal vez en estos tiempos haya TANTA libertad verbal (tan desmesurada que no la saben usar y hablan gansadas constantemente) y se dediquen a hablar mal de todo este tema que es más que extenso y se podría debatir por horas, horas y horas y no llegar a nada, porque es realmente impreciso. Una cosa es verdad: hay algo "superior", llámese como quieran llamarlo. Quizás sólo un ente, quizás un Dios, incluso el mismo Diablo. No tenemos por qué tragarnos lo que una comunidad (grande, chica, mediana o de tan sólo dos personas) quieren que creamos a fuerza de miedo. Pero tampoco es cuestión de tirar abajo la creencia sólo porque sí.
Ni vos vas a ser mejor persona por "creer" ni yo peor por "no creer". Verdades absolutas no existen pero sí el respeto a lo que cada uno decide valorar o dar cierta importancia. Siempre y cuando no intenten metérnoslo hasta por donde no se puede y bajo amenazas constantes o se haga muy obvia la organización lucrativa que está detrás. No para todos la solución es la fe y puedo ser devota hasta de un escritor si así lo quiero, y no necesitaría una religión respaldándome.
Quizás sólo sea cuestión de mirar al exterior y darse cuenta de que tenemos derecho a elegir en qué creer sin que nadie nos condene por ello.
Por Daniela Gilreath